Una comedia oscura, claramente incómoda, que explota el abuso masculino, e privilegio y el hastío de las risas que vienen acompañadas de una mueca de dolor
Al final, es posible que acabes deseando lo que tienen estos brillantes y atractivos personajes; también es probable que pienses que una situación así no ocurre en la vida real.
Un montaje atractivo, pero narrativamente inerte. La película de August aborda su tema con excesiva cautela, como un estudiante de literatura que teme tomar notas en los márgenes.
Sacando sólo emociones superficiales de un buen reparto, el film de Theodore Melfi tiene metáforas toscas para expresar ideas toscas sobre las terapias.
No es sólo una historia sobre la alienación del inmigrante, también aborda el distanciamiento íntimo y personal. El formato epistolar funciona a la perfección.
Este estudio agridulce sobre la amistad masculina, y posiblemente algo más, marca el regreso de un Dolan en plena forma. La película se siente a la vez joven y madura, y resulta ser más dulce y mejor elaborada que sus trabajos recientes.
El cine de Batra se ha mantenido marcadamente consistente en tono y textura. Es difícil encontrar a otro director haciendo películas más agradables en este momento.
El veterano realizador cubano Fernando Pérez nos trae una narración observacional empática, pero sin el suficiente peso narrativo para este retrato de la vida en el limbo.
Tiene que recurrir a todo el considerable encanto de sus protagonistas para disimular el regusto de las lecciones vitales de taza de café y su visión casi cómicamente prejuiciosa del mundo.
Mezcla sólido espectáculo con una narrativa confusa. Ralph Banski y 'Heavy Metal' son la piedra angular de esta fantasía rotoscópica, un capricho retro para una raza particular de 'geeks' del género.
Todos los involucrados parecen estar pasando el mejor rato de sus vidas, dando volteretas en pantalla con la incansable energía de una comunidad teatral bajo un foco muy generoso. Extravagante, incluso absurdamente italiana.
'The Happy Prince' se presenta como una plataforma definitiva para que Everett interprete un papel que parece haber estado destinado a él. Sin embargo, el guion resulta más literal que literario.