Hay una prueba simple y rotunda de que el desafío técnico y actoral no es decorativo, sino funcional. La historia funciona dramáticamente, ya que la tensión se manifiesta de manera efectiva, y el manejo del punto de vista es impecable.
Lo que empezó aspirando a plato sencillo se convierte en recocido de fórmulas, clichés, estereotipos, idas, vueltas y circunvoluciones narrativas. Y, cómo no, una bestial misoginia.
Con poca experiencia previa, el director Raiff muestra una timidez y tentación cinematográfica evidente. Se nota que está en proceso de formación. Su estilo es bastante sobrio, recatado, y se sitúa entre lo bueno y lo mediocre.
La mayor virtud de este film canadiense radica en su audacia al cuestionar los fundamentos de la educación y la corrección política, evidenciando hasta qué punto dicho sistema de normas se apoya en el disimulo y la ocultación de problemas.
La película no tiene, por supuesto, ningún interés en explorar el ámbito de la ciencia ficción. Sin embargo, se adentra en una distopía que refleja lo que está ocurriendo en la actualidad en nuestro planeta.
Satírica, paródica y deconstructiva, es una película muy pequeña dentro de la filmografía del director estadounidense. Lo más interesante es el subtexto apocalíptico.
El apóstata integra un relato que, aunque realista, se distingue por un sutil tono de sátira kafkiana, recordando a obras como La audiencia de Marco Ferreri, y lo contrasta con elementos del surrealismo.
Spike Jonze ha dado la batalla y aunque no es seguro que la haya ganado del todo, las armas puestas en juego son genuinas y coherentes. Productivas, en el sentido de que producen cosas en el espectador.
Además de su virtuosa fotografía, son tan extraordinarias todas las actuaciones de 'Nebraska', desde la de Bruce Dern como ese viejo testarudo hasta la del último granjero que aparece por allí, que las palabras quedan chicas.
Lo raro de 'Blue Jasmine' es que no esté acreditada como versión de 'Un tranvía llamado Deseo', ya que se trata de la misma historia. Pero eso no impide que el viejo y querido Woody embarque a los espectadores en su mejor obra en varios años.
Inconfundible danza coral hecha de pecados, sospechas, ansiedades y crímenes, el nuevo Woody vuelve a Londres, una de sus ciudades de cabecera en los últimos años.
La película chilena muestra una excelente precisión narrativa y actuaciones bien logradas, aunque en su intento de complacer al público, omite ciertos aspectos que podrían haber sido explorados más a fondo.
Lejos de ser la comedia romántica que sugiere el título en castellano, la película gira alrededor de las ambiciones personales y la ruptura de lazos sociales. El director evita los guiños más obvios, pero sucumbe a la tentación condenatoria, con moraleja incluida.
Esta película búlgara, de nombre kilométrico, toca varios de los tópicos usuales en películas europeas a las que todavía se sigue llamando “de calidad”, y que tal vez correspondería llamar “de calidad media”.
Lo que Bong no permite es que la película se le desbarate. Ganadora de varios premios al mejor guion, 'Parasite' sigue un plan definido que se cumple rigurosamente, desde el primer hasta el último plano.
No hace falta creer en Dios para disfrutar de este dramón de conciencia, que se ve más que contrapesado por un afilado, certero sentido del humor, por un elenco notable y, finalmente, por una construcción clásica que remite a John Ford.