No hay película porque las muchas manos que revolvieron este plato lo convierten en un indigesto 'High School Musical' de los años 80, disfrazado de la 'This is Spinal Tap' que nunca se atreve a ser.
La película, bajo la dirección del poco conocido Gary McKendry, transforma una historia real, comparable a las obras de Graham Greene o Ripley, en "una típica película de Jason Statham". Ofrece un nivel mínimo de intriga, mientras maximiza la acción con persecuciones, disparos y escenas de combate.
Durante su primera hora, el filme con Christian Bale y Mark Wahlberg es muy entretenido. Sin embargo, es en este momento cuando aparecen los clichés típicos de Hollywood.
Lo de Garayalde es realmente admirable, tanto desde una perspectiva humana como estética. Aunque cuenta con una historia propicia para una serie de golpes bajos, el director evita en todo momento que la emoción se desborde.
Carece de tensión, otro déficit mayor para un film de espionaje. 'La red Avispa' tiene un desarrollo “liso”, rutinario, como si Assayas hubiera sufrido de un repentino ataque de netflixización, si se permite el neologismo.
Hay un mérito básico en el realizador australiano Craig Gillespie, que consiste en narrar esta historia de gente rústica y práctica con la misma rusticidad y practicidad.
Lejos de esas generalizaciones sobre la sociedad de su país, lo mejor de Candelaria está dado por la relación entre la cámara y ambos protagonistas. Cuando ellos están en cámara, la cámara se detiene frente a ellos, observándolos con paciencia.
¿Por qué 'Mr. Kaplan' no alcanza la puntuación de 7 que representa un aprobado? La historia carece de tensión y de un toque más oscuro. Todo se desarrolla con una calma excesiva.
El opus 2 del director de 'Los paranoicos' logra generar un malestar casi imperceptible pero certero. El malestar que da el no saber del todo qué es lo que a lo largo del recorrido les sucede al protagonista y, con él, también al espectador.
La película se sostiene gracias a una trama bien elaborada y a actuaciones precisas. La interpretación de Furriel es la más compleja, ya que logra transitar de la ternura a la paranoia sin necesidad de gestos adicionales.
La aparente falta de pretensiones de la serie destaca frente a la magnitud de la inversión económica que se ha concretado: un formato en 3D, un costo de 150 millones de dólares y un récord de copias distribuidas a nivel global.
Con buen criterio, el realizador danés Tobias Lindholm elude incurrir en clichés. Pero, más allá de un convincente tono menor, a cambio de eso se queda sin nada.
Una fórmula que ya ha perdido su frescura. La identidad de los personajes y las circunstancias de las muertes se vuelven irrelevantes, y los chistes resultan ser tan evidentes que carecen de sorpresa.
Surveillance presenta a Mrs. Lynch con una imaginación tan retorcida como en su anterior trabajo, Boxing Helena, pero con la diferencia de que esta vez la narrativa es mucho más efectiva.
Visualmente articulada por apagones que llevan la imagen a negro, la película de Cappato no carece de impacto. Por el contrario, en su interior recorre una emoción latente.