Aunque deje un par de gruesos cabos sueltos, la explosividad del final también echa ricino sobre el amenazante dulzor previo, inclinando la balanza para el lado del aprobado.
'Gato negro' acierta más en lo colateral que en lo global, donde peca de obviedad en el carácter emblemático del protagonista en relación con los hitos históricos.
Las protagonistas del film son chicas a quienes sus familias encerraron en un hospicio. Con la peculiaridad de que funciona a la vez como cabaret o prostíbulo. Pero la espesura del asunto termina diluyéndose a través de un sofisticadísimo diseño visual.
Parece una película mil veces vista. Pensándolo bien, tal vez 'El chico de Asakusa' sea la historia de un maestro zen y su alumno. O de un artista de vanguardia, dispuesto a violentar al espectador en su butaca.
La película más esperada del año resulta ser un ejercicio de estilo irregular y excesivo. Es seductora en momentos y siempre resulta agradable, pero en términos generales se siente vacía y solo se destaca en la última secuencia. No puede considerarse un trabajo brillante.
Dirigida por el desconocido Benedict Andrews, Seberg, sin embargo y extrañamente, le da a la actriz a la que se supone biografía un rol apenas de coprotagonista, repartiendo el cartel con el agente del FBI que la investiga.
El autor de Doc of the Dead deconstruye la famosa escena de la ducha de 'Psycho', la más citada e influyente de la historia del cine, y cuenta para ello con la colaboración de fans de primera línea como Peter Bogdanovich, Guillermo del Toro y Bret Easton Ellis.
El director de 'El artista' no le teme a Monsieur God Art y lo muestra pasar de la felicidad mientras filmaba 'La chinoise' al aislamiento progresivo, tanto artístico como personal. Y lo hace de un modo entretenido, glamoroso y no demasiado riguroso.
El sorprendente debut en Hollywood del director de 'Neruda' tiene como virtud la ambigüedad con que retrata a la viuda del presidente Kennedy en los días posteriores a su asesinato.
Detalles de época, sumados a Partenones y mares Egeos, dan un inadecuado aire de colorida tarjeta postal a lo que debería ser una intriga oscura y tensa, pegajosa como la sangre.
El problema de 'The Iceman' es que su eje narrativo es el mismo de 'Buenos muchachos', trocando la exuberancia de Scorsese por el rutinario oficio de este Vromen.
Tiene todo lo que el dinero puede comprar, empezando por su elenco. Pero 'La Casa Gucci' parece más el proyecto fallido de una serie que no fue que la película que pretende ser.
Autoconsciente, apelando a tiempos narrativos relajados y con fotografía y música acordes, el legendario actor y director vuelve a brillar en pantalla.
Esto no es un simple rockumentary. Las presentaciones a lo largo del país están matizadas por la esencia del detrás de escena. Noches en bares, diálogos espontáneos y momentos inesperados, todo esto reafirma que se trata de un viaje familiar.
Sí podría pedirse que 'Araña' se asemejara menos a un mecanismo de relojería, que --más allá de que alguna de sus manecillas se presente algo chueca-- más o menos funciona. Pero sólo en sus propios términos.