Un cine abarrotado, donde los elementos están cuidadosamente calculados y los temas son supuestamente importantes. Con 'Todo lo que necesitas es amor', la directora [Bier] se lanza sin reservas a la dramedia romántica dirigida a parejas.
El título y la línea argumental podrían haber derivado en un pastiche turístico forzado. Sin embargo, la película logra funcionar y presenta varios momentos destacados, principalmente gracias a la profundidad de sus personajes.
'Sin límites' intenta mostrarse atrevida cuando le conviene. En otras ocasiones, pretende ser una alegoría seria, un drama íntimo, un thriller inteligente y un ciberthriller, todo al mismo tiempo. Como suele suceder en estos casos, al tratar de abarcar tantas cosas, termina no siendo ninguna de ellas.
Está claro que lo que se suele llamar "argumento" es, en este caso, un elemento prescindible, cuya única finalidad es respaldar la interpretación de los dos protagonistas.
Aurora' contrapone un mundo real aséptico, tecnológico y científico con un entorno virtual lleno de ensoñación. Algunos cabos sueltos en la trama no restan completamente su capacidad de sugestión.
Una película visualmente impactante. En cuanto a la trama, la saturación es notable, lo que puede llevar al espectador a valorar algún detalle sutil en medio de tanto espectáculo.
En el film español dirigido por Amalia Ulman, entre las grietas del humor se va filtrando en 'El planeta' una tristeza que se agudiza, hasta volverse conmovedora.
Esta obra se caracteriza por su singularidad: su naturaleza aparentemente extraña le otorga una amplia popularidad. La película de Zhao y McDormand podría estar creando un nuevo género, el crowd pleaser de qualité, convirtiéndose en esa "película importante" que logra atraer a todo tipo de público.
El director de Starlet y Tangerine vuelve a demostrar que es un especialista en las distintas formas de marginalidad, pero de una marginalidad asumida, voluntaria, orgullosa de sí misma.
La dupla de hermanos cineastas neoyorquinos es parte fundamental de la corriente más dinámica del cine independiente estadounidense. En esta ocasión, nos ofrecen una narrativa que explora de manera recurrente la locura, el desencuentro y los elementos que no logran integrarse en la sociedad de su país.
Cuando ya muchos creían que la historia había llegado a su fin, el director indio presenta una obra que retoma el concepto de "película dentro de película". Lo hace con una gran cantidad de ideas, un guión sólido y, sobre todo, un excelente sentido del humor.
Antes de llegar a un grand finale, la película escrita y dirigida por Theodore Melfi acumula golpes bajos y lugares comunes, pero el gran Murray consigue salvar la comedia con su retrato de un borracho impenitente.
En una época en la que suelen abundar argumentos basados en la bondad y las acciones en pro de la humanidad, el film protagonizado por Pat Healy pone en escena lo peor del género humano: se propone como comedia negra, pero al cabo es más negra que comedia.
Un grupo de cineastas amigos decidió rodar media docena de episodios sin relación temática entre sí, con un vago hilo conductor. Todo filmado en formato video. Como si no hubiesen pasado catorce años desde 'The Blair Witch Project'.
Puede ser entendida como la película que inaugura un nuevo estado de ánimo, una comedia que no es romántica ni comedia: con buenas actuaciones de Joseph Gordon-Levitt y –sobre todo– de Zooey Deschanel, el film repasa con acidez ese “amor” de 500 días.
Muestra a dónde lleva la venganza. Esa línea recta que sigue Nichols, casi sin accidentes dramáticos que la interrumpan, tiene un indefectible manto de previsibilidad sobre la película.
La nueva película del director de 'Brazil' representa para su autor un modo de revisar su obra. Y de ese ánimo tal vez devenga la obsesión con la muerte que atraviesa toda la película, tiñéndola de una melancolía que hasta ahora Gilliam tendía a repeler.