Antes de llegar a un grand finale, la película escrita y dirigida por Theodore Melfi acumula golpes bajos y lugares comunes, pero el gran Murray consigue salvar la comedia con su retrato de un borracho impenitente.
En una época en la que suelen abundar argumentos basados en la bondad y las acciones en pro de la humanidad, el film protagonizado por Pat Healy pone en escena lo peor del género humano: se propone como comedia negra, pero al cabo es más negra que comedia.
Los momentos más jugados a la comedia funcionan, y cuando la cosa se pone más oscura toma al espectador por sorpresa. En el medio hay, en verdad, bastante relleno, con una love story espolvoreada con algo de sacarina.
Policial con hampones de segunda sobre el que planea la sombra del director de 'Pulp Fiction', ése capaz de posponer un momento de acción en beneficio de las conversaciones entre killers.
Un grupo de cineastas amigos decidió rodar media docena de episodios sin relación temática entre sí, con un vago hilo conductor. Todo filmado en formato video. Como si no hubiesen pasado catorce años desde 'The Blair Witch Project'.
Fenómeno cultural desde su estreno, esta celebración de la causa queer se convirtió en un gran éxito en Estados Unidos. Se puede afirmar que es una de las principales postulantes en la carrera por el Oscar.
Puede ser entendida como la película que inaugura un nuevo estado de ánimo, una comedia que no es romántica ni comedia: con buenas actuaciones de Joseph Gordon-Levitt y –sobre todo– de Zooey Deschanel, el film repasa con acidez ese “amor” de 500 días.
Muestra a dónde lleva la venganza. Esa línea recta que sigue Nichols, casi sin accidentes dramáticos que la interrumpan, tiene un indefectible manto de previsibilidad sobre la película.
La nueva película del director de 'Brazil' representa para su autor un modo de revisar su obra. Y de ese ánimo tal vez devenga la obsesión con la muerte que atraviesa toda la película, tiñéndola de una melancolía que hasta ahora Gilliam tendía a repeler.
Hay una prueba simple y rotunda de que el desafío técnico y actoral no es decorativo, sino funcional. La historia funciona dramáticamente, ya que la tensión se manifiesta de manera efectiva, y el manejo del punto de vista es impecable.
Lo que empezó aspirando a plato sencillo se convierte en recocido de fórmulas, clichés, estereotipos, idas, vueltas y circunvoluciones narrativas. Y, cómo no, una bestial misoginia.
Con poca experiencia previa, el director Raiff muestra una timidez y tentación cinematográfica evidente. Se nota que está en proceso de formación. Su estilo es bastante sobrio, recatado, y se sitúa entre lo bueno y lo mediocre.
Seth Rogen, Rose Byrne y Zac Efron brillan en esta película que ofrece diversión sin complicaciones, centrada en un conflicto imposible de resolver entre un matrimonio y sus ruidosos vecinos fiesteros recién graduados de la secundaria.
Valioso documental de observación que da cuenta del proceso de movilización estudiantil que fue esencial para esta victoria. [aprobación de proyecto de ley de educación gratuita en Chile].
'Escuela Normal' se caracteriza por un ritmo tenue pero sostenido, un continuo de picos dramáticos limados, una observación pudorosa, con protagonistas que, por más que no sean actores, no sienten la cámara como presencia intrusa. Una vez más, es como si esa cámara no existiera.
La mayor virtud de este film canadiense radica en su audacia al cuestionar los fundamentos de la educación y la corrección política, evidenciando hasta qué punto dicho sistema de normas se apoya en el disimulo y la ocultación de problemas.
Este film ultraindependiente establece una ética y estética que se puede describir como “realismo idealista”. El protagonista, un joven del interior, pierde su inocencia al adentrarse en un sistema de política universitaria que supera su propia ambición.
La película no tiene, por supuesto, ningún interés en explorar el ámbito de la ciencia ficción. Sin embargo, se adentra en una distopía que refleja lo que está ocurriendo en la actualidad en nuestro planeta.