Dueño de una de las carreras más admirables que cualquier actor en actividad pueda exhibir en Hollywood, tras casi cuarenta años de ninguneo académico, Bridges se luce como un cantante country en decadencia.
Suerte de comedia de borrachos, en la película de Van Groeningen hay, en lugar de sordidez, condena y castigo, una simple naturalización de la disfuncionalidad, con buenas dosis de humor y empatía para con estos feos, sucios y malos.
Expiación lograba rasgar esa cáscara, al convocar algo del orden de lo humano. 'Regreso a la mansión Brideshead' parece, en cambio, un antiguo monumento señorial, semivacío y lleno de figuras de cera.
El sexo está muy bien filmado, con un realismo poco frecuente. Lo que falta es lo demás: el desarrollo y motivaciones de algún personaje, algo que permita entrar en la historia y sentir alguna clase de empatía.
La película parece ser una reinterpretación de "La bella y la bestia", presentando a una bella que no es tan hermosa y a una bestia que no es tan temible.
El realizador escocés Jon S. Baird evita todo golpe bajo y cualquier sensiblería para retratar a 'El Gordo y el Flaco'. La conversión de John C. Reilly y Steve Coogan en Oliver Hardy y Stan Laurel es asombrosa.
Una combi, tres chicos y tres chicas. Eso es todo lo que necesita el director español, que con un grupo de amigos y una cámara de fotos consiguió una serie de instantáneas, de momentos robados, que tiene en el cine de Eric Rohmer a su manifiesto “líder espiritual”.
'Nuestras mujeres' no es solo teatro filmado, sino un teatro “de hilos” en la pantalla. Es una obra que se construye a través de giros dramáticos bien pensados.
Lo mejor de la película que reúne a varios figurones de Hollywood interpretando versiones de sí mismos es que cualquier cosa puede suceder. Lo peor es que, en ocasiones, lo que ocurre resulta ser genial y, en otras, una absoluta tontería. Sin embargo, el entretenimiento está asegurado.
La mínima trama que va dibujando Baker en 'Starlet' no le impide construir una película apasionante, cimentada por actuaciones deslumbrantes no sólo de sus dos protagonistas, sino también de algunos personajes satélite.
Gracias a una oportuna identificación con sus protagonistas, 'Elefante Blanco' logra poner en cuestión al propio espectador, llenándole la cabeza de preguntas. No es algo que el cine masivo suela producir.
Un verdadero catálogo de fórmulas, tanto temáticas como dramáticas y locales. Algo así como una mezcla de 'Tomates verdes fritos' con 'Conduciendo a Miss Daisy' con 'El color púrpura'.