Una puesta errática, con algunos aciertos pero que en general vaga sin decidirse por la comedia, el drama o lo fantástico un Adam Sandler que hace lo suyo a reglamentO.
Combina una historia con mucho de su propia experiencia para reflexionar sobre la soledad, el miedo al futuro y las sobre la soledad, con una mirada amorosa sobre sus criaturas que la alejan del golpe bajo a pesar de los temas que toca el film.
La película es una adaptación de la canadiense 'Starbuck' (2011), dirigida por el mismo Ken Scott. Esto refleja la escasez de ideas originales que actualmente afecta al género.
Más allá de que la otoñal ópera prima no depara ninguna sorpresa en cuanto a la realización, Hoffman en ningún momento pretende otra cosa que plasmar sus preocupaciones sobre la muerte y su legado artístico. Y lo logra.
El esfuerzo por eludir los inevitables estereotipos de la mirada ajena resulta a medias en un film noble que rebosa de buenas intenciones, pero que no logra su cometido.
El principal problema de la película es su velado conservadurismo al encuadrarse dentro del tipo de relatos que bien podrían considerarse "justicieros", esto es, aquellos que luego de mostrar las miserias del personaje.
Una comedia chata que pretende más de lo que puede dar. Un ejercicio de apropiación tramposo que ni Tchaikovski ni cualquier otro compositor, por genial que sea, pueden redimir.
Por momentos extremadamente tonta, en otros efectiva en la sucesión de gags moderadamente incorrectos, la película no logra superar a la desopilante 'Borat', se ubica varios escalones debajo de la revulsiva 'Brüno', y de esta manera se convierte en un producto a medio camino.
El pelado Jason Statham es el motor que propulsa esta película de género, con persecuciones y matanzas muy bien coreografiadas. Dentro de lo suyo, está bien resuelta.
A pesar de que el tema sugiere un enfoque místico, el inicio resulta alentador. Clint continúa vivo y trabajando, y ha decidido posponer su despedida como director.
Película que destaca por su ambiente y las actuaciones de sus protagonistas. La dirección de Fernando Salem muestra una obra reflexiva y sobria, equilibrando perfectamente el drama con destellos de humor.
Todo lo que se había desarrollado con cuidado a lo largo de la película se desmorona, como si el director hubiera dejado de confiar en que el público pudiera resolver los enigmas que envuelven la historia.
Una pequeña y conmovedora historia que se concentra en el crecimiento en medio de las fragilidades afectivas y que con un desarrollo noble, indaga con sobriedad la complejidad de sus personajes.
La propuesta inicial de esta obra dirigida por Andrew Nicoll resulta intrigante. Sin embargo, la alegoría del capitalismo desenfrenado se desgasta pronto, y la película se convierte en un thriller más bien ordinario y con tintes futuristas.
La combinación de géneros no siempre logra el equilibrio deseado, y 'Focus' demuestra que la falta de decisión y los guiones inconsistentes, a pesar de algunos aciertos, afectan negativamente el resultado final.