Es una contribución excepcional y sumamente entretenida al género de terror británico, que combina de manera casi imperceptible el humor negro con un auténtico sentido del miedo.
Un triunfo absoluto. Una historia inolvidable y cautivadora que explora la traición y la confianza. Con un ritmo impecable, una dirección exquisita y actuaciones brillantes.
Una prueba de que, en las manos correctas, los documentales son capaces de tener más corazón que cualquier película. Esta además tiene alma. Maravillosa.
Su ingenio le otorga una vitalidad que supera a otras adaptaciones bien elaboradas pero frías. Además, exhibe un aspecto visual impresionante y cuenta con actuaciones excepcionales.
West presenta una narrativa astuta, pero su excesiva cantidad de giros desdibuja cualquier mensaje sobre las mujeres, convirtiéndose en un caos poco claro.
A pesar de las deficiencias de un Roger Moore envejecido, algunos gags posmodernos poco efectivos y un villano que carece de profundidad, la película cuenta con una trama sólida que mantiene el interés.
Es distante y carece de la elegancia y control que se veía en 'Goldfinger'. Connery disfruta en las escenas de riesgo, con diálogos ágiles y las clásicas bellezas que suelen acompañar a Bond.
Es lo opuesto a las grandiosas aventuras de 007: amarga, charlatana y deprimente. Sin embargo, es ferozmente inteligente, sorprendentemente austera y cuenta con interpretaciones de gran calidad.