Siendo una propuesta convencional, con solo los discursos de ellos y unas interpretaciones interesantes, la honestidad de su puesta en escena logra convencer.
No es un biopic musical convencional. Carece de linealidad y de lo tradicional, lo cual era necesario. La mente de uno de los mayores genios del pop merecía un enfoque diferente.
Delpy tenía la intención de rendir homenaje a su madre, pero su principal desafío fue condensar todos esos recuerdos en un lapso de dos horas. Esto resulta en una falta de enfoque, ya que la película se desarrolla completamente en un flashback, y la justificación para narrarlo se siente inverosímil.
Joanna Hogg cierra con una secuela perfecta. ¿Qué es lo que le brinda felicidad a Julie? "Que la gente no se olvide de la película cuando aparecen los créditos finales". Felicidad alcanzada.
Un coming-of-age creativo. Es un despertar al arte interpretado por una sorprendente y debutante Honor Swinton Byrne, que se mide en pantalla ni más ni menos con su madre. Lo mejor es cómo acaba.
Trae aquel caso de 1996 a una actualidad muy oportuna. En ello reside su gran valor, y en un reparto que defiende la frialdad y a veces pesadez de un drama judicial.
La pericia de la directora al capturar las impresionantes vistas de Katmandú y el Himalaya, junto con la notable evolución de Verónica Echegui como actriz, superan cualquier prejuicio sobre ver un Españoles en el mundo.
O’Connor se esfuerza por dotar a la película de una coherencia superior a la de la serie de thrillers de acción lanzados en los últimos años. En algunos momentos logra alcanzarlo.
El escenario ofrece una excelente oportunidad para generar tensión. Todos conocen las reglas, que sin duda involucran abundante sangre y emocionantes persecuciones.
Totalmente previsible, porque no se sale ni un ápice del sentido habitual de estas historias, intenta trasladar un mensaje de éxito sano a la audiencia a la que encontrará más entretenida esta película.
Una tensión que Vinterberg rueda a pulso, con luz justa, traspasando el frío y la humedad de tantas horas bajo el agua. El objetivo de la película es contar la verdad de esos (melo)dramas personales.
Si el actor se despide con 'The Old Man & The Gun', será la mejor despedida posible. El resultado es tan divertido, único y emotivo como Redford probablemente deseaba. Es un claro homenaje a él y a su cine.
Hall desgrana bien el drama, sentimental pero efectivo. Sin embargo, el sarcasmo de su ‘Thank You For Your Service’ se desvanece al no señalar a los verdaderos culpables.
Nada destaca ni pretende hacerlo en su puesta en escena, solo la propia presencia de Maïwenn rompe un poco y distrae de tanta fórmula. Pero, claro, está Johnny Depp, suficiente para despertar mayor interés.
Es un musical en mayúsculas, un musical clásico como aquellos de la MGM que abrazaban las canciones pletóricos. Es un musical, sobre todo, para quien le gusten los musicales.
Se adentra en la obra del artista al detalle, los rostros cobran aún más vida, las torsiones de sus protagonistas se hacen más reales, la nada en sus fondos oscuros más infinitas. Bien narrado.