O’Connor se esfuerza por dotar a la película de una coherencia superior a la de la serie de thrillers de acción lanzados en los últimos años. En algunos momentos logra alcanzarlo.
A la media hora de la película, durante su pase en el Festival de Toronto, algunos espectadores empezaron a abandonar la sala. La entrada triunfal de Claire Denis al género es compleja, controvertida y confusa, lo que deja sin un rumbo claro a la trama.
El escenario ofrece una excelente oportunidad para generar tensión. Todos conocen las reglas, que sin duda involucran abundante sangre y emocionantes persecuciones.
Totalmente previsible, porque no se sale ni un ápice del sentido habitual de estas historias, intenta trasladar un mensaje de éxito sano a la audiencia a la que encontrará más entretenida esta película.
Un drama complicado, conmovedor y educativo. Edgerton demuestra una vez más su habilidad detrás de la cámara, reafirmándose como un director de gran sensibilidad y capacidad para dirigir actores.
Una tensión que Vinterberg rueda a pulso, con luz justa, traspasando el frío y la humedad de tantas horas bajo el agua. El objetivo de la película es contar la verdad de esos (melo)dramas personales.
Si el actor se despide con 'The Old Man & The Gun', será la mejor despedida posible. El resultado es tan divertido, único y emotivo como Redford probablemente deseaba. Es un claro homenaje a él y a su cine.
Demange quedó deslumbrado con una historia que tenía todos los ingredientes de un filme criminal, pero se preocupa más por estilizarlo que por explorar las raíces del problema, lo que podría haber otorgado a la película un mayor interés cinematográfico, político y social.
Hall desgrana bien el drama, sentimental pero efectivo. Sin embargo, el sarcasmo de su ‘Thank You For Your Service’ se desvanece al no señalar a los verdaderos culpables.
Nada destaca ni pretende hacerlo en su puesta en escena, solo la propia presencia de Maïwenn rompe un poco y distrae de tanta fórmula. Pero, claro, está Johnny Depp, suficiente para despertar mayor interés.
Es un musical en mayúsculas, un musical clásico como aquellos de la MGM que abrazaban las canciones pletóricos. Es un musical, sobre todo, para quien le gusten los musicales.
Se adentra en la obra del artista al detalle, los rostros cobran aún más vida, las torsiones de sus protagonistas se hacen más reales, la nada en sus fondos oscuros más infinitas. Bien narrado.
Un protagonista en una de sus mejores interpretaciones, Ben Foster entregándose por completo, pero la fotografía carece de profundidad. Todo lo que observamos ya era conocido, y Frears una vez más no profundiza para revelar algo más.