Es un filme a medio camino, con abundantes lugares comunes, cierto manejo que recuerda las producciones televisivas masivas de la década del "80 y un humor pasatista pleno de clichés.
Con un desarrollo predecible, la trama se siente muy básica y el guion carece de originalidad. Sin embargo, Fabrice Luchini, quien interpreta a Fouché en "El emperador de París", logra sostener la actuación gracias a su dominio dramático y a un humor sutil.
Inolvidable es la actuación interior y profunda de Cate Blanchett. Woody Allen, con su exquisito diseño de producción y música, regresa a lo grande, superando sus trabajos anteriores.
La película está bien construida, aunque con exceso de metraje. Tiene momentos de humor, algunos medio localistas y conflictos previsibles y poco verosímiles, pero se la ve como la comedia amable de un irresponsable convertido en padre.
La directora elabora una comedia de ruta en la que los seres que se encuentran, acompañados de un perro, buscan un tiempo con sentido, aspiran a terminar con algo valioso a su lado, con algo querido. Tan simple como eso.
El joven director Gustavo Taretto aborda de manera innovadora el problema de la comunicación. Logra interrelacionar los intereses de los adolescentes con un buen ritmo y una atmósfera de videojuego, mientras enmarca la historia en un contexto arquitectónico.
Filme intimista y sencillo, en el que las pasiones nunca llegan a un punto de ebullición. Aborda un tema interesante con una narrativa simple que evita el melodrama y los sobresaltos superficiales, aunque logra inquietar. Jodie Foster ofrece una actuación destacada.
Está basado en la novela de Mordecai Richler, un best seller que el director canadiense Richard J. Lewis decidió llevar a escena. Lo hace correctamente, con algunos excesos en la extensión y un equipo actoral de lujo.