Con un viaje sutil por primeros planos que se hunden en los sentimientos de los protagonistas, Paul Thomas Anderson radiografía un terceto que sería un banquete para Agatha Christie o Patricia Higsmith.
Película difícil, de conmovedora religiosidad, una verdadera curiosidad en el mundo del cine, capaz de sorprender, emocionar o lamentablemente, para desprevenidos, desconcertar y aburrir. Impecable la filmación con una iluminación y una fotografía que asombra.
Una inmersión en profundidad con los fantasmas de toda la vida. Esta vez con la revelación como pareja de los increíbles Brad Pitt y Leonardo di Caprio, mágica unión de dorados conductores de un mundo de fantasía.
Una narración inquieta, nada profunda pero entusiasta, y lo bueno de sobrevivir feliz creando, son virtudes que el notable Taron Egerton exhibe en una vital composición, toda pluma y lentejuelas.
Aunque el filme mantiene un buen ritmo y está tratado correctamente desde el punto de vista formal y sin originalidad en el plano de los contenidos, la notable asunción que hace Zellweger de su personaje la hace inolvidable.
Se va apagando luego de un comienzo brillante, con poco humor, bien elegidas locaciones, estupendas incursiones musicales y una troupe de señoritas mandonas que se aglutinan ante un semihéroe derrotado por la burocracia de su país.
Destacada en cuanto a su perfección técnica, A pesar del hecho de conocer "lo que viene después", se comparte suspenso y cierta emoción en el alunizaje.
Podría encuadrarse dentro del drama familiar, aunque la palabra "familiar" implica una noción de calidez de la que la historia carece. Es tal la aspereza de la protagonista, que produce un cierto malestar incluso en los que la observan desde la platea.
Filme con mínimos recursos y casi sin diálogos. Un estupendo director y tres actores dotados de la fuerza necesaria para sobrevivir en medio de la muerte.
Veiroj navega con destreza a través de diversos periodos históricos. Su habilidad para articular tramas y entrelazar relaciones es notable, y mantiene el humor como un componente esencial, evitando que la historia se convierta en una farsa de mal gusto.
Bien construida, con interesantes caracteres, la película destaca especialmente por la actuación de Lorenzo Ferro, quien se asemeja increíblemente al personaje que interpreta, Robledo Puch. Su infantil ingenuidad y peculiar desparpajo aportan un valor notable a la historia.
Grandes actuaciones de Meryl Streep, la dueña del diario; Tom Hanks, pura madurez histriónica, y figuras destacables como el característico Bob Odenkirk en el jugado papel de Ben Bagdikian.
La película resulta entretenida, presenta efectos especiales de alta calidad y logra crear una atmósfera creíble y aterradora. Sin embargo, pierde parte de su impacto una vez que se revelan las distintas apariencias de los espíritus. Como suele suceder, lo que se muestra claramente, por más grotesco que sea, deja de causar temor.
Como el mejor cine de David Cronenberg, Hollywood sorprende con una criatura genéticamente modificada, que enfatiza el horror con música de la cellista islandesa Hildur Gudnadottir y una soberbia composición del próximo ganador del Oscar, Joaquin Phoenix.
Un itinerario de locura, diversión, entusiasmo por la música, permite disfrutar de un movimiento que pocas veces fue tan bien mostrado con su carga de subversión e ingenuidad.
Imponentes efectos especiales y una particular sensibilidad para narrar una increíble odisea caracterizan 'A la deriva', filme que se ve con interés y agrega puntos a las habituales historias de supervivencia.