Una comedia romántica amena y vibrante, cuyo ritmo se mantiene enérgico hasta la segunda mitad de la película, y que reúne todos los elementos que atraen a adolescentes y jóvenes.
Todo es evanescente, libre, dispuesto a cambiar de forma en cualquier momento. Se puede entonar loas al amor presente, al Angel de la Bastilla o a la muerte y todo parece encajar en un París sin tiempo, donde todo es bello, joven y puede reiniciarse con libertad.
Un documental que se ve con simpatía y aunque la mayoría de los adultos preferimos un simple documental que no nos dé juicios sobre lo que vemos, nadie puede substraerse a personajes tan cautivantes.
Aunque el guión no esté a la altura de las películas anteriores de la saga, el ritmo es acelerado, los personajes siguen atrayendo y el plano formal es impecable.
El filme presenta problemas de verosimilitud y ciertas reiteraciones. En general, se trata de una comedia ligera, accesible para todo público y sin demasiadas ambiciones.
La película de Eastwood destaca por su discreción y austeridad. Está bien narrada, aunque en ocasiones la densidad y la duración del metraje hacen que resulte un poco pesada.
Destaca el gran trabajo de un niño actor, entonces de doce años, Roman Griffin Davis; el de Scarlett Johansson (la madre) y la niña Thomasin Mc Kenzie, sumados a una formidable inclusión de temas musicales.
El filme de Paula de Luque ofrece una representación creíble, emocional y sorprendentemente verosímil de la pareja Perón-Eva y de todos aquellos que forman parte de su historia.
La historia, bien llevada por Mimi Leder, con todos los clichés que suponen los filmes biográficos, permite conocer a una heroína por los derechos de la mujer, muy bien encarnada por Felicity Jones.
No sólo los clichés se multiplican sino que la música magnificada en altos decibeles los acompaña. Su exagerada sonoridad es la única manera que tiene el director de hacer sobresaltar al espectador.
Con un viaje sutil por primeros planos que se hunden en los sentimientos de los protagonistas, Paul Thomas Anderson radiografía un terceto que sería un banquete para Agatha Christie o Patricia Higsmith.
Película difícil, de conmovedora religiosidad, una verdadera curiosidad en el mundo del cine, capaz de sorprender, emocionar o lamentablemente, para desprevenidos, desconcertar y aburrir. Impecable la filmación con una iluminación y una fotografía que asombra.
Una inmersión en profundidad con los fantasmas de toda la vida. Esta vez con la revelación como pareja de los increíbles Brad Pitt y Leonardo di Caprio, mágica unión de dorados conductores de un mundo de fantasía.