Con momentos de tensión y escaso suspenso, es correcta en sus aspectos formales y presenta una música atractiva. "Aires de esperanza" logra despertar un interés moderado.
Una característica del estilo de Ana García Blaya es la fluidez de su relato y la utilización de videos caseros que ablandan la historia y le dan toques de autenticidad.
Tiene un estupendo montaje, ritmo efervescente y una deslumbrante fotografía. (...) Para los que aman las artes marciales, el horror y la desmesura, esta es la película ideal.
Merece verse por la actualidad de sus conflictos, sumados al drama de la necesidad de emigrar con la presencia de traficantes que lucran con el negocio de los que deben buscar una salida en deplorables condiciones.
La película destaca por su cuidada estética y presenta los diversos problemas de discapacidad de manera respetuosa, evitando el efectismo y sin caer en golpes bajos.
El director James Gray nos sumerge en una aventura atemporal, donde se fusionan la Edad Media y un futuro turbulento, ofreciendo reflexiones sobre la soledad y la vulnerabilidad del ser humano.
Los efectos especiales son una fiesta y el ritmo es bastante bueno. Hay que reconocer que la película se vería mejor con menos minutos, las abundantes escenas de acción duran demasiado, pero, en síntesis, entretiene con su factura tradicional.
Pudo ser una gran película, pero el guion no cumplió con las expectativas. Sin embargo, lo que le falta en contenido se compensa con las excelentes interpretaciones.
En síntesis, nada nuevo. La película resulta algo densa y prolongada, llena de referencias a ritmos de moda y géneros populares, como los de superhéroes o las aventuras de James Bond.
La calidad de los diálogos, especialmente los entablados por la llamada "princesa del poker" y su abogado (Idris Elba), alcanza un nivel de fervor e inteligencia notable.