Una inmersión en profundidad con los fantasmas de toda la vida. Esta vez con la revelación como pareja de los increíbles Brad Pitt y Leonardo di Caprio, mágica unión de dorados conductores de un mundo de fantasía.
Una narración inquieta, nada profunda pero entusiasta, y lo bueno de sobrevivir feliz creando, son virtudes que el notable Taron Egerton exhibe en una vital composición, toda pluma y lentejuelas.
Aunque el filme mantiene un buen ritmo y está tratado correctamente desde el punto de vista formal y sin originalidad en el plano de los contenidos, la notable asunción que hace Zellweger de su personaje la hace inolvidable.
Es un buen entretenimiento del que se esperaba más, avalado por la presencia de su productor Del Toro, un obsesivo serial de las más terroríficas formas.
Se va apagando luego de un comienzo brillante, con poco humor, bien elegidas locaciones, estupendas incursiones musicales y una troupe de señoritas mandonas que se aglutinan ante un semihéroe derrotado por la burocracia de su país.
El filme, más allá de cualquier traspié, permite apreciar la ductilidad de Mahershala Ali y esa mezcla de calidez humana y socarronería que emparenta a Viggo Mortensen con Clint Eastwood. Una dupla impecable.
Destacada en cuanto a su perfección técnica, A pesar del hecho de conocer "lo que viene después", se comparte suspenso y cierta emoción en el alunizaje.
Podría encuadrarse dentro del drama familiar, aunque la palabra "familiar" implica una noción de calidez de la que la historia carece. Es tal la aspereza de la protagonista, que produce un cierto malestar incluso en los que la observan desde la platea.
Filme con mínimos recursos y casi sin diálogos. Un estupendo director y tres actores dotados de la fuerza necesaria para sobrevivir en medio de la muerte.
Veiroj navega con destreza a través de diversos periodos históricos. Su habilidad para articular tramas y entrelazar relaciones es notable, y mantiene el humor como un componente esencial, evitando que la historia se convierta en una farsa de mal gusto.
Reaviva la polémica universal que enfrenta una actitud de integración y solidaridad, cada vez más lejana en el mapa internacional con las nuevas contingencias de un milenio conflictivo.
Bien construida, con interesantes caracteres, la película destaca especialmente por la actuación de Lorenzo Ferro, quien se asemeja increíblemente al personaje que interpreta, Robledo Puch. Su infantil ingenuidad y peculiar desparpajo aportan un valor notable a la historia.
Grandes actuaciones de Meryl Streep, la dueña del diario; Tom Hanks, pura madurez histriónica, y figuras destacables como el característico Bob Odenkirk en el jugado papel de Ben Bagdikian.
La película resulta entretenida, presenta efectos especiales de alta calidad y logra crear una atmósfera creíble y aterradora. Sin embargo, pierde parte de su impacto una vez que se revelan las distintas apariencias de los espíritus. Como suele suceder, lo que se muestra claramente, por más grotesco que sea, deja de causar temor.
Filmada de manera convencional, la película se presenta sin sorpresas y ofrece información sobre el personaje a través de secuencias que son casi como destellos básicos y poco explicativos.
Nada nuevo brilla esta vez bajo el sol y la sombra de la dupla Burton- Depp. La trama carece de unicidad, los subtemas son descontrolados y simplones, los chistes nada del otro mundo, lo que sí se ofrece es una interesante parafernalia de efectos especiales.