Casi se desplomaría si no fuera por Carey Mulligan, quien eclipsa y suple los vacíos que dejan algunos titubeos del elenco. El filme se encuentra en un constante estado de gracia y equilibrio para no desvanecerse.
Esta película se caracteriza por un humor ligero y desenfadado, pero lo más destacado es su homenaje a una infancia dulce, inocente y plena de felicidad.
El loco que las vuelve locas. González intenta manejar una historia de amor, que claramente es un tanto excéntrica, pero se ve afectada por las actuaciones de los actores involucrados.
Pequeña y larguísima epopeya, el filme se desarrolla sin alteraciones, disfrutando del reconocimiento que otorgamos a las narrativas de superación en el ámbito deportivo y personal.
El thriller se desborda con libertad, ofreciendo momentos cómicos y clichés sobre el terrorismo. Aunque el desenlace resulta algo forzado, logra ser entretenido y cumple con su propósito.
Una historia sencilla y sin aristas que destaca el poder de la familia y la amistad femenina. Es un entretenido aperitivo veraniego, aunque evoca un sabor a VHS.
Todo tiene una apariencia pavorosamente real, incluso en escenas como la de James Gandolfini y el juguete parlanchín, de lo más tronchante del año, o del lustro. Ahí radican los muchos quilates de este apabullante callejón.
Una cosa con plumas de absurda naturaleza. Sin embargo, si se entra en el juego, incluso sin recurrir a sustancias psicotrópicas, algunas tonterías logran funcionar.
Flux de Estambul es un espectáculo desangelado que, en ocasiones, se siente más como un anuncio de productos de belleza que como una obra cinematográfica.
Una retahíla de conocidas vergüenzas a palo seco recitadas por un asombrosamente mimético Pedro Casablanc. Es un tour de force árido pero intenso, cinematográficamente austero, aunque democráticamente frondoso y rico en detalles.
La historia es predecible y bastante plana, lo que la convierte en una experiencia tan inofensiva que carece de impacto. En definitiva, resulta ser completamente olvidable.
Estamos ante una de las películas de casas hechizadas que se encuentran en la media. Sin embargo, el debutante Peter Cornwell ha mejorado su obra con algunos detalles, lo que, considerando el estado actual del género, le otorga cierto mérito.