Flux de Estambul es un espectáculo desangelado que, en ocasiones, se siente más como un anuncio de productos de belleza que como una obra cinematográfica.
Una retahíla de conocidas vergüenzas a palo seco recitadas por un asombrosamente mimético Pedro Casablanc. Es un tour de force árido pero intenso, cinematográficamente austero, aunque democráticamente frondoso y rico en detalles.
Estamos ante una de las películas de casas hechizadas que se encuentran en la media. Sin embargo, el debutante Peter Cornwell ha mejorado su obra con algunos detalles, lo que, considerando el estado actual del género, le otorga cierto mérito.
Arranca como 'Apocalypto', toca techo en plan 'Grizzly Man' y planea plácidamente hacia 'La misión'. No logra consolidar ninguno de los temas que aborda.
El metraje transcurre sin causar mal alguno, incluso a nivel cerebral, siempre y cuando no se considere la abundancia de filmes sobre rodajes disfuncionales que han habitado y continuarán habitando el insular mundo del cine.
Un ejercicio de arqueología deportiva bastante interesante. Resuella y besa la lona con un argumento, más que lineal, directamente plano, al servicio de un igualmente insípido protagonista.
Espada muestra una vocación didáctica encomiable, lo que hace de este filme una llave idónea para acceder al universo del genio. Interesante atrapasueños para el uso y disfrute del fan buñueliano.
Un publirreportaje que carece de sustancia. Lo único que se puede considerar rescatable son algunas escenas y documentos casi inéditos, aunque estos son insuficientes para captar la atención de un público más amplio.
Sirvan estas dos horas intensas y bellas para poner a la leyenda en su sitio. Obligatoria zambullida cinéfila y agridulce homenaje al mito desmitificado.
Dos horas de éxtasis para los fans y de felicidad para el resto de espectadores, que al menos se garantizan el trayecto de vuelta a casa con la mejor banda sonora mental posible.
Lastrado por varios nubarrones, la historia a menudo se siente como si la emoción fuese un mero artificio. Sin embargo, a pesar de sus fallos, la película ofrece bellos momentos cargados de vitalidad y presenta paisajes impresionantes.
Es más sencilla y 'clásica' que simple, y posee la mejor escena de combate de la saga. Balboa, amigo, gracias por volver, aunque, eso sí, ni se te ocurra regresar.