Película que destaca por su falta de ambición, donde se recurre a una antigua estrella como Jim Carrey. Presenta situaciones melosas que agradarán a padres que no son sensibles a la exageración, además de risas fáciles para niños menores de diez años.
Una comedia de tintes negros y dramáticos muy curiosa. Gabilondo mueve su cámara con naturalidad, capta bien en montaje cada una de las reacciones y ofrece una bonita expresividad en cada plano.
La fantasía digital carece de misterio en esta adaptación del libro. Presenta un tono melancólico que lamentablemente ha dominado el cine infantil en los últimos quince años.
El regreso del prestigio. Zambrano destaca en la dirección de los actores. Con elementos del género, como el wéstern, thriller y road movie, la película es cruda y áspera, aunque su desenlace pierde un poco de fuerza.
Debut interesantísimo. Una comedia negrísima de trasfondo social con temas de enorme calado, expuestos a través de diálogos sorprendentes en muchos momentos alejados del realismo pero interpretados con enorme naturalismo.
Pasadísima una vez más de rosca en cuanto a metraje, sobre todo en relación a lo que se está contando, la película nunca encuentra un tono adecuado ni se desarrolla con coherencia. Cuando pretende hacer gracia, es casi patética.
Heller está construyendo una filmografía de gran profundidad, donde se presenta una mezcla compleja de apariencia y realidad, ficción y documental, elementos artificiales y verdades palpables, así como historias y vida real.
Bien ajustada en su metraje y con notables interpretaciones, puede sonar a ya vista y oída, y con mayor altura, pero el nivel medio en todos sus apartados es apreciable.
El guion apuesta por el minimalismo, la sencillez y la sutileza, pero acaba dando la impresión de relato demasiado escuálido, necesitado de matices y de recursos dramáticos y de diálogo.
Linares transmite su conocimiento y experiencia a través de su obra. Se evidencia su habilidad para manejar la cámara con propósito, sabiendo cuándo acercarse de forma inquietante a los rostros desgastados de sus personajes.
En un tono que intenta ser humorístico, pero carece de una sola línea de comedia realmente efectiva, la sobreactuada Diane Keaton se dedica a hacer mohínes y a tropezar constantemente, sumergiéndose en un slapstick que resulta patético.
El casi contracultural mensaje del filme es una excelente invitación al desconcierto. Con una magnífica ambientación, una gran corte de personajes secundarios y un guion repleto de enseñanzas sociales, pero también de divertimento.
Del desastre en la sección humorística se transita hacia un grupo de conversaciones más profundas y mucho más atractivas sobre la inevitable decadencia del cuerpo. Sin embargo, estas reflexiones son solo migajas en un conjunto que nunca justifica la presencia de un cuarteto de actores tan talentoso.
Una exultante amabilidad solo apta para ese arco de público que busca en el cine que todo se resuelva como en un cuento social a lo Charles Dickens o Alejandro Dumas, pero sin las necesarias dosis de barro, el físico y el moral.
La película se adapta correctamente a la sociedad argentina, destacando la notable interpretación de su dúo protagónico. Sin embargo, la música funk resulta poco acertada y los juegos de montaje son algo superficiales.
Una obra un tanto ensimismada en la sistemática formal del director, pero que alcanza momentos de gloria. Una obra hermosa y palpitante, con genio a borbotones desiguales.
A medio camino entre el drama, la comedia negra y la tragedia, la película se eleva gracias a una magnífica idea (...) la media hora final tiene garra, convicción y originalidad.