A Chan-wook le interesa mucho más la estética que la ética. El apartado cómico resulta más ingenuo que negro y se siente innecesario en lugar de relajante. El tercer acto es sangriento, demoledor y despiadado; además, es bellísimo y atroz, aunque podría considerarse algo superficial e intrascendente.
La primera mitad de la película resulta tediosa y se perciben los excesivos 125 minutos de duración. La irregularidad se presenta constantemente, aunque logra recuperarse en una notable segunda parte.
Una guapa y rica divorciada, entregada al trabajo y a su hija, decide ir de vacaciones a Jamaica y liga con un joven 20 años menor. Ideal para ejecutivas agresivas cansadas de su monotonía.
Trueba y Mariscal presentan una propuesta interesante, logrando un balance en cada uno de los elementos que ofrecen. La banda sonora es cautivadora, la animación es visualmente impresionante y hay una clara crítica social. Todo un acierto.
Un temazo sin letra. Dibujo y música deberían unirse en una narrativa original, con una estructura dramática coherente, protagonistas cautivadores y diálogos brillantes. Sin embargo, 'Chico y Rita' no logra alcanzar estos componentes.
La maravilla de que un simple parpadeo de una oveja pueda expresar cosas tan distintas es algo único. Y conquistar la sonrisa cómplice de grandes y pequeños sin una sola frase, únicamente con gruñidos, es un verdadero triunfo.
Una película más compleja y trascendente, pero también mucho más convencional que 'Cementerio viviente'. Se adentra en un territorio indefinido, donde lo sombrío no logra transformarse del todo en terrorífico.
Está montado de forma notable, hay talentosas asociaciones de imágenes y bonitos juegos con la cámara pero cuesta creer que no haya voces discordantes, exponentes de la tabarra que [los gatos] pueden llegar a dar.
Impactante trabajo que cumple con la importante función del cine documental: exponer hechos que a menudo se consideran normales en la vida cotidiana, desarrollarlos como un conflicto y fomentar la reflexión.
La parte más discutible de 'Guadalquivir' es su constante uso de texto, donde se ha optado por la poesía. Una excesiva cantidad de prosopopeyas termina por sobrecargar unas imágenes que no requerían de tanta lírica.