Está montado de forma notable, hay talentosas asociaciones de imágenes y bonitos juegos con la cámara pero cuesta creer que no haya voces discordantes, exponentes de la tabarra que [los gatos] pueden llegar a dar.
Un documento emocionantísimo que posee todos los elementos de un gran relato: protagonistas carismáticos, ascensos y caídas, giros sorprendentes y un final inesperado. Esta es una de esas historias revolucionarias que son más grandes que la vida.
Impactante trabajo que cumple con la importante función del cine documental: exponer hechos que a menudo se consideran normales en la vida cotidiana, desarrollarlos como un conflicto y fomentar la reflexión.
La parte más discutible de 'Guadalquivir' es su constante uso de texto, donde se ha optado por la poesía. Una excesiva cantidad de prosopopeyas termina por sobrecargar unas imágenes que no requerían de tanta lírica.
Una mayúscula sorpresa. Tiene insolencia en su narrativa y en sus diálogos; la rapidez de movimientos, de réplicas y de dinámica argumental de las mejores screwball comedies; un espectacular diseño del 3D, con continuas sorpresas.
Extraordinario documental, una apasionante historia narrada en dos tiempos que va mucho más allá de la exploración de la línea que separa la animalidad de la humanidad.
Lo peor que le puede suceder a una secuela es que, al estrenarse, el espectador (o en este caso el crítico) se plantee la desafortunada pregunta: '¿Pero cuál era la original?'. Esto es precisamente lo que le acontece a Anacondas, una producción de terror que ni siquiera logra alcanzar un nivel aceptable para ser considerada una serie B.
Dispar respecto de la esperada espectacularidad, notable en cuanto a la narración de una de las historias más grandes jamás contadas y casi pleno en el apartado interpretativo. ¿El culpable de esto último? Brad Pitt. ¿Dónde estabas Russell Crowe?
De añejo envoltorio y narración plúmbea, ha envejecido fatal y sólo es un acartonado producto con el encanto de las secuencias pergeñadas por [el mítico técnico de efectos especiales] Ray Harryhausen.
Es interesante en su primera mitad y decepcionante en la segunda. Cuando la película cambia su enfoque de las criaturas colaterales, es decir, de los encargados del martirio y la vigilancia de la tumba, todo se torna más predecible.
Los escenarios naturales diurnos aportan una fuerza particular a la narrativa, sin embargo, lo que realmente afecta a la historia son los personajes poco desarrollados, que parecen meros estereotipos, habitantes de un entorno donde la carne cruda y la brutalidad dominan las aspiraciones comerciales.
Divertimento sin pausa, y lo mejor, una dirección con buenos detalles. Tiene su mejor arma artística en la puesta en escena, cargada de planos de notable expresividad y con un montaje endiablado.
Una obra ambiciosa y, en ocasiones, grandilocuente, que logra destacar con valentía y singularidad al narrar los eventos de 1912. La película mantiene un ritmo ascendente en todo momento.
La directora captura la sensualidad y el deseo, así como la transgresión de normas, la pasión destructiva y el autodescubrimiento tanto sexual como corporal con una inspiración casi pictórica.
Interesante acercamiento cinematográfico donde lo pictórico adquiere un gran valor; la fotografía es magnífica. Sin embargo, es en lo social donde realmente destaca.