Un temazo sin letra. Dibujo y música deberían unirse en una narrativa original, con una estructura dramática coherente, protagonistas cautivadores y diálogos brillantes. Sin embargo, 'Chico y Rita' no logra alcanzar estos componentes.
La maravilla de que un simple parpadeo de una oveja pueda expresar cosas tan distintas es algo único. Y conquistar la sonrisa cómplice de grandes y pequeños sin una sola frase, únicamente con gruñidos, es un verdadero triunfo.
Una película más compleja y trascendente, pero también mucho más convencional que 'Cementerio viviente'. Se adentra en un territorio indefinido, donde lo sombrío no logra transformarse del todo en terrorífico.
Está montado de forma notable, hay talentosas asociaciones de imágenes y bonitos juegos con la cámara pero cuesta creer que no haya voces discordantes, exponentes de la tabarra que [los gatos] pueden llegar a dar.
Un documento emocionantísimo que posee todos los elementos de un gran relato: protagonistas carismáticos, ascensos y caídas, giros sorprendentes y un final inesperado. Esta es una de esas historias revolucionarias que son más grandes que la vida.
Impactante trabajo que cumple con la importante función del cine documental: exponer hechos que a menudo se consideran normales en la vida cotidiana, desarrollarlos como un conflicto y fomentar la reflexión.
La parte más discutible de 'Guadalquivir' es su constante uso de texto, donde se ha optado por la poesía. Una excesiva cantidad de prosopopeyas termina por sobrecargar unas imágenes que no requerían de tanta lírica.
Una mayúscula sorpresa. Tiene insolencia en su narrativa y en sus diálogos; la rapidez de movimientos, de réplicas y de dinámica argumental de las mejores screwball comedies; un espectacular diseño del 3D, con continuas sorpresas.
Extraordinario documental, una apasionante historia narrada en dos tiempos que va mucho más allá de la exploración de la línea que separa la animalidad de la humanidad.
Una tomadura de pelo. El problema es que, aun despojándonos del disfraz de crítico y abrazando las palomitas y el refresco para intentar pasar un buen rato, la película sigue siendo una basura.
Lo peor que le puede suceder a una secuela es que, al estrenarse, el espectador (o en este caso el crítico) se plantee la desafortunada pregunta: '¿Pero cuál era la original?'. Esto es precisamente lo que le acontece a Anacondas, una producción de terror que ni siquiera logra alcanzar un nivel aceptable para ser considerada una serie B.
Dispar respecto de la esperada espectacularidad, notable en cuanto a la narración de una de las historias más grandes jamás contadas y casi pleno en el apartado interpretativo. ¿El culpable de esto último? Brad Pitt. ¿Dónde estabas Russell Crowe?