De añejo envoltorio y narración plúmbea, ha envejecido fatal y sólo es un acartonado producto con el encanto de las secuencias pergeñadas por [el mítico técnico de efectos especiales] Ray Harryhausen.
Es interesante en su primera mitad y decepcionante en la segunda. Cuando la película cambia su enfoque de las criaturas colaterales, es decir, de los encargados del martirio y la vigilancia de la tumba, todo se torna más predecible.
Es una película estupenda, con algunos cambios respecto de la novela y de la mítica y sensacional versión de William Wyler, de 1959, pero en esencia el mismo relato de siempre (...) Este Ben-Hur nada tiene de fracasado.
Los escenarios naturales diurnos aportan una fuerza particular a la narrativa, sin embargo, lo que realmente afecta a la historia son los personajes poco desarrollados, que parecen meros estereotipos, habitantes de un entorno donde la carne cruda y la brutalidad dominan las aspiraciones comerciales.
Divertimento sin pausa, y lo mejor, una dirección con buenos detalles. Tiene su mejor arma artística en la puesta en escena, cargada de planos de notable expresividad y con un montaje endiablado.
Puede recordar a una joya de la serie B: 'Jasón y los argonautas' (Don Chaffey, 1963). Sin embargo, esta comparación, aunque suene a sacrilegio, resalta la diferencia entre la artesanía entusiasta y la falta de sustancia en la producción.
Una obra ambiciosa y, en ocasiones, grandilocuente, que logra destacar con valentía y singularidad al narrar los eventos de 1912. La película mantiene un ritmo ascendente en todo momento.
Los cambios principales afectan al desarrollo de algunos personajes y a la inclusión de nuevos gags de dudosa gracia. Ahora, casi todo se siente de manera apresurada y técnica.
La directora captura la sensualidad y el deseo, así como la transgresión de normas, la pasión destructiva y el autodescubrimiento tanto sexual como corporal con una inspiración casi pictórica.
Interesante acercamiento cinematográfico donde lo pictórico adquiere un gran valor; la fotografía es magnífica. Sin embargo, es en lo social donde realmente destaca.
Demasiado lánguida. Contiene, sin embargo, tres excelentes trabajos artísticos: una fotografía brumosa, una cuidada dirección artística y una gran banda sonora.
Fantasía pseudo-religiosa, con mucho de ideología new age y abundantes dosis de azúcar. La narración resulta confusa, los personajes son caricaturescos y el tono es excesivamente dulce. En definitiva, un gran fracaso.
Mastodóntica, fascinante, desequilibrada, hiperbólica e interesantísima. Bellocchio resuelve fundir ficción y documental con un golpe de mano de autor prodigioso.
Producción con todo lujo de detalles aunque con cierta frialdad y nula capacidad de sorpresa a la hora de narrar el relato. (...) apasionante ambiente cultural, social y político (...) Una treta no ya poco sorprendente sino absolutamente obvia.
Formidable. Elegante, expresiva y nunca gratuita en la violenta belleza de sus planos, 'Sin novedad en el frente', en su versión alemana, se presenta como un sorprendente triunfo que no escatima en un realismo atroz de barro y hachazos.
Es una película tan leve como segura en su materialización de los dos conflictos principales. Nunca se desvía de lo que se espera de ella, una película de imagen bonita que no plantee desequilibrios en las certezas de la existencia.