La cirugía es el nuevo sexo, según Cronenberg. Esta obra provoca intensas sensaciones y emociones, desafiando cualquier convencionalismo. Es un cine que explora el ardor y el dolor.
Interesante debut. Sapochnik articula bien su propuesta, trasladando de forma notable a las esencias de la ciencia-ficción aspectos tristemente actuales.
El objetivo no es divertir al público, sino perturbarlo, casi al estilo de Cronenberg. Natali logra este efecto, aunque en ciertos momentos parece hacer malabarismos en un alambre, donde por un lado se encuentra lo sublime y por el otro, lo ridículo.
Resucita el humor básico de la Troma, factoría de cine de serie Z, añadiendo altas dosis de gore. Nadie se lleva a engaño: La plaga es una película de bajo presupuesto de la Troma, pero con efectos especiales más impresionantes.
La película, a pesar de sus defectos, huele a verdad y refleja un hedor contemporáneo. Es una de esas obras, lamentablemente inusuales en el cine español actual, que, al hendir el cuchillo en la realidad, nos confronta con nuestra propia imagen.
Dirigida por su carismático actor en un debut tras la cámara con notable pulso, Creed III es, como sus dos antecesoras, pura cultura y comunidad negra. Y ese giro, manteniendo las esencias resulta fascinante.
La historia se conecta con lo sencillo, evitando caer en lo simple. Temas como la nobleza, la dignidad, la redención, la venganza y el miedo están presentes. Hay arte en cada plano, en esa fotografía de textura áspera, tan destacada como la de su predecesora. Stallone y Rocky reciben el respeto que merecen.
Puñetazos de nostalgia. Huye del ridículo de la mayoría de las secuelas anteriores y mantiene cierta dignidad a pesar de que su personaje principal parece más un santo que un ex boxeador.
Pretende convertir en comedia lo que solo es un chascarrillo. Es como si los personajes de 'Porky's', 'Desmadre a la americana' o 'American pie' se hubieran extraviado en un cuento infantil, pero con mucho menos ingenio.
El supuesto ateísmo resulta ser tan ilusorio como la propia historia. La representación del mágico universo del relato parece repetitiva, pero en este caso, todavía menos convincente.
Esta segunda entrega es más de lo mismo. Sin embargo, se olvidará tan rápido como la primera, y eso está bien. Puede cumplir con las expectativas si buscas solo un entretenimiento ligero, ideal para disfrutar un buen rato y luego pasar a otra cosa.
Discretísima, la única parte que realmente destaca de esta comedia de espionaje con toques de película de colegas es el final, que tiene algo de garra. Sin embargo, se limita a apenas cinco minutos.
Un gran wéstern social. Una de las películas más sorprendentes de los últimos años. Es cine mayúsculo sobre recompensas: económicas y, aún mejor, morales.
Zeitlin logra capturar la esencia del sur, la envuelve en una poética visual y simbolismo, evitando caer en la denuncia social. No es una cinta diseñada para el entretenimiento superficial; es una profunda inyección del espíritu sureño, una experiencia ensoñada que es tanto dulce como inquietante.