Alauda Ruiz de Azúa lleva la mágica pasión de la película al ámbito de un entretenido romance que, aunque no hará historia, se disfruta con una leve sonrisa.
Entretenida, con algunos simpáticos gags de humor recurrente y un ritmo excelente, Buffalo Kids es fina y detallista en el dibujo de los elementos físicos y los fondos.
Una película con un potente reparto y una temática intrigante, que pierde fuerza en su desenlace. Hughes alterna aciertos y errores, mostrando que no hay nada más peligroso que un director sin habilidad y una steadycam en sus manos.
Oppenheimer y su valentísimo compañero elaboran no solo un brutal examen de conciencias en directo, sino también una extraordinaria experiencia sensorial en torno a la desgracia que a veces supone formar parte de la raza humana.
Demasiado tediosa aunque con parte de lo mejor de la interpretación francesa actual al frente del reparto, la película se esfuerza por ser instructiva, pero nunca acaba de aglutinar la lección y la emoción.
Una Zendaya arrolladora en una melodramática volea fallida por un guion de escritor júnior. La película no da la talla ni como romance serio de triángulo amoroso ni como drama deportivo sobre las dificultades en el olimpo del triunfo.
Puede ser entretenida para el que no busque más que un rato de ocio pasajero en torno al policiaco y a la corrupción, gracias a una puesta en escena muy por encima de los habituales productos televisivos.
Es un impresionante thriller social que destaca por su estilo único. Las escenas de persecución son magníficas y ofrece retratos de la marginalidad que son realmente innovadores.
Otro thriller con sorpresa, con una calidad técnica excelente, una cinematografía contemporánea y una banda sonora envolvente. Es entretenido, cuenta con un elenco impresionante y en ciertos momentos brilla con energía.
Extraña e inclasificable, la película otorga a muchas de sus secuencias una peculiar poesía. Sin embargo, en el desenlace, cuando la trama se adentra en la acción, Sorrentino parece un tanto desorientado.
Hay que reconocer a sus creadores su capaciada inventiva y sus excitantes dosis de magia. Sin embargo, el trazo del dibujo y la animación no pasan de lo mediocre.
Primer tercio sorprendente, un espectáculo brillante con críticas mordaces. No obstante, resulta ser solo un espejismo. Cuando llega la batalla contra el mal, se vuelve predecible, repetitivo, cansino y ya lo hemos visto mil veces.
Pretensiones guays. Además de su espectacular factura, lo único que funciona es el cinismo de ciertos diálogos y la constante ironía de la Antorcha, el personaje más divertido.
Un cómic que se siente estancado, formando parte de esos proyectos de presupuesto limitado que ya se han vuelto comunes cuando se trata de adaptar historietas a la pantalla.
Tarda en comenzar, pero una vez que lo hace, alcanza un nivel notable. La disparidad de las situaciones es persistente en un proyecto tan ambicioso como complicado de consolidar, y la falta de química entre Nieto y Noa Álvarez no beneficia su rendimiento.