Moscati, nombrado santo por Juan Pablo II, parece un personaje más interesante de lo que muestra la película. Esta versión cinematográfica de una miniserie de la RAI, que dura casi cuatro horas, tiene un aspecto formal anticuado y se presenta de manera unidireccional, centrada en la hagiografía cristiana.
La película resucita la estructura, el lenguaje, el retrato de personajes y el espíritu reprobador de la obra de Austen. (...) una especie de película-fotocopia de gran eficacia.
Inexcusable acontecimiento cinéfilo. El collage de secuencias final no solo ejemplifica la importancia de Querejeta, sino que también resulta absolutamente emocionante.
El tono se reblandece demasiado, sobre todo en la secuencia final. Eso sí, en la dirección, apoyado en la preciosa fotografía de Eduardo Serra, Spacey demuestra buen gusto y las numerosas escenas de conciertos están filmadas con elegancia.
Con una bellísima fotografía, la película ofrece un trapecista juego narrativo que, aunque pueda parecer imaginativo en el papel del guión, no logra traducirse efectivamente en la pantalla.
Davis intenta ofrecer un toque de autoría personal que no logra transmitir. Sin embargo, cuando se enfoca en narrar las relaciones entre sus personajes, la película encuentra su camino.
Meg Ryan pierde el rumbo. La acumulación de clichés es tal que llega a asemejarse a una parodia de las películas de boxeo. Es una producción que destaca por su capacidad de ser, al mismo tiempo, burda y sentimental.
Película de aspecto académico y sin, en principio, nada destacable, resulta tan aceptable, e incluso tan sugerente en ciertos aspectos porque sus mujeres protagonistas son tan reales como contradictorias, tan errabundas como fascinantes.
Al-Salami ha compuesto uno de esos proyectos irreprochables en su esencia que sin embargo no acaba de articular un discurso narrativo comparable a sus intenciones.
Mejor cuanto más intimista, 'La gran familia…', pese a sus dudas, acaba contagiando su espíritu popular: el de un gol que nos dejó con cara de no saber si reír o llorar.
Una de esas "películas de chicas". Creada, como una prenda de ropa de la moda, a partir de un proceso de cortar y pegar elementos de otros éxitos recientes.