Mejor cuanto más intimista, 'La gran familia…', pese a sus dudas, acaba contagiando su espíritu popular: el de un gol que nos dejó con cara de no saber si reír o llorar.
Una de esas "películas de chicas". Creada, como una prenda de ropa de la moda, a partir de un proceso de cortar y pegar elementos de otros éxitos recientes.
Mirabella-Davis filma con un gélido sentido de lo visual, colores pastel, ritmo pausado, conformando conversaciones que solo por la puesta en escena ya trastornan.
Resucita el humor básico de la Troma, factoría de cine de serie Z, añadiendo altas dosis de gore. Nadie se lleva a engaño: La plaga es una película de bajo presupuesto de la Troma, pero con efectos especiales más impresionantes.
Pretende convertir en comedia lo que solo es un chascarrillo. Es como si los personajes de 'Porky's', 'Desmadre a la americana' o 'American pie' se hubieran extraviado en un cuento infantil, pero con mucho menos ingenio.
El supuesto ateísmo resulta ser tan ilusorio como la propia historia. La representación del mágico universo del relato parece repetitiva, pero en este caso, todavía menos convincente.
En 'Atrapado en el tiempo' los gags eran ingeniosos, mientras que aquí resultan evidentes. La frescura y el desparpajo se han convertido en torpeza, la ternura ha dado paso a una insipidez notable y el atrevimiento se transforma en vulgaridad.
Esta segunda entrega es más de lo mismo. Sin embargo, se olvidará tan rápido como la primera, y eso está bien. Puede cumplir con las expectativas si buscas solo un entretenimiento ligero, ideal para disfrutar un buen rato y luego pasar a otra cosa.
Discretísima, la única parte que realmente destaca de esta comedia de espionaje con toques de película de colegas es el final, que tiene algo de garra. Sin embargo, se limita a apenas cinco minutos.
Zeitlin logra capturar la esencia del sur, la envuelve en una poética visual y simbolismo, evitando caer en la denuncia social. No es una cinta diseñada para el entretenimiento superficial; es una profunda inyección del espíritu sureño, una experiencia ensoñada que es tanto dulce como inquietante.
El pastiche no logra fusionarse en un estilo homogéneo y cautivador, aunque sí consigue sus mejores momentos a través del humor negro. Sin embargo, las interpretaciones son solo discretas y el inicio resulta demasiado lento.
La película no va más allá de una simple curiosidad y una tendencia. Sus cultos satánicos, los momentos de gore y su atmósfera supuestamente inquietante han sido presentados en varias películas olvidadas, muchas de ellas con una mejor construcción dramática y narrativa.
Interesante debut. Sapochnik articula bien su propuesta, trasladando de forma notable a las esencias de la ciencia-ficción aspectos tristemente actuales.