El único problema de la película es que la insustancialidad de su director genera en ciertos momentos una impresión de telefilme olvidable. Sin embargo, esta sensación se disipa gracias a la fuerza de un reparto excepcional.
El desarrollo es, a un tiempo, despiadado y sutil, desasosegante y cómico. Es una película durísima, cuando en la superficie no parece tener la más mínima intención de serlo.
Esta producción de David Lynch se aproxima más a la pedantería que al verdadero entretenimiento. La única parte destacable es la hermosa canción de Spacehog que acompaña los títulos de crédito finales.
Después de las magníficas "Trust" y "Simple Men", Hartley continúa explorando su surrealismo independiente, aunque presenta una ligera disminución en la calidad con este excéntrico cruce de diversas personalidades.
Es una fábula de ritmo calmado y seguro, enseñanza social y toque ecológico. Ofrece un cóctel obvio y la hemos visto decenas de veces, pero aspira a ser más infalible para la platea de entre 3 y 6 años.
Tim Hill dota al conjunto de buen ritmo. Sin embargo, el principal problema de Hop radica en su concepto. La película no logra encontrar su propio rumbo, quedando en un limbo narrativo que afecta su coherencia.
Melodrama con toques de comedia. A veces, incluso algo extemporánea, como en los instantes de slapstick, definitivamente fuera de onda a pesar de la simpatía general del conjunto.
Entre el sentido común y la idiotez contemporánea, la película, presentada con simplicidad y autenticidad por Loncraine, se destaca por un elemento invaluable: el poder de las miradas.
Esta película cuenta con dos virtudes fundamentales que la hacen irresistible: una escritura sutil y sensible, capaz de ser ligera y trascendental al mismo tiempo, así como un trabajo interpretativo excepcional.
Una potentísima historia de mafias contemporáneas, puesta en imágenes con la lírica habitual del director, película asentada en dos patas narrativas que convergen a la perfección.
Una historia que sí hemos visto mil veces y que no acaba de enlazar bien con el mucho más atractivo planteamiento. Lastrada también por una estética new age algo gastada, la película deja sensación de corto alargado.
Es, quizá, algo más plana de lo debido en su puesta en escena, pero sus criaturas, paradójicamente cercanas e insólitas a un tiempo, nos devuelven el aroma de aquel cine de los setenta.
Temas que, al presentarse de manera exagerada y dramática, desembocan en un delirio que se aleja de cualquier análisis posible, aunque esté revestido de una producción impecable.
Una obra maestra. Melancólica, excéntrica, tierna y divertida, a la vez que inquietante. Es una película sobre el regreso al hogar que logra conmover, entretener y sorprender al público.