Érase otra vez. Es la clara demostración de que lo fundamental en un buen relato es que esté bien contado. En este caso, eso no ocurre. Incluso si decides modificar la historia o continuarla, es crucial que lo hagas con convicción.
Película solo apta para los más pequeños. El conjunto presenta una dignidad destacable. La película refleja claramente la sensibilidad y la corrección propias de nuestra época.
Producto de confusa comercialidad. Tiene momentos de brillantez, pero también otros que caen en la desanimación, carentes de ritmo y pesados. Esto puede ser inevitable en una película que presenta más virtudes que defectos.
Una especie de Buscando a Nemo de saldillo, destinada a los críos más pequeños (no más de 8-9 años), que no pasa de lo digno en el apartado técnico, mientras en el narrativo todo suena a subtextos, relatos y emociones decenas de veces vistas y oídas.
Más allá de lo insólito de la personalidad del autor origen de la película, esta solo logra ofrecer una dignidad básica y un par de enseñanzas valiosas para padres que tienen expectativas excesivas sobre sus hijos.
Pretende convertir en comedia lo que solo es un chascarrillo. Es como si los personajes de 'Porky's', 'Desmadre a la americana' o 'American pie' se hubieran extraviado en un cuento infantil, pero con mucho menos ingenio.
Esta segunda entrega es más de lo mismo. Sin embargo, se olvidará tan rápido como la primera, y eso está bien. Puede cumplir con las expectativas si buscas solo un entretenimiento ligero, ideal para disfrutar un buen rato y luego pasar a otra cosa.
Una película que se presenta excesiva en varios aspectos: es blanda en su intento de ser dulce, se vuelve chusca al intentar hacer denuncia, sobreactúa cuando Sy intenta ser chistoso, y resulta más graciosa que cómica en sus momentos de humor.
Su fórmula narrativa acaba convirtiendo un defecto en una virtud. Nada hay más alejado del cine que ver a un tipo largando una teoría tras otra durante una conferencia. Tiene el valor de la divulgación de lo incontestable más allá de sus más nimios defectos.
Muestra un exquisito gusto para el encuadre, para el montaje iluminador de los grandes instantes de una vida, y para el tratamiento musical (...) sus imágenes, y ese discursazo sobre lo que lo que permanece y lo que se va (...) quedarán en la memoria.
El creador sueco vuelve a sumergirse en su mundo de payasos tristes que pronuncian frases superficiales, las cuales revelan una profunda reflexión sobre lo absurdo de la existencia.
No será vista como la más memorable de la saga, pero sí presenta un retrato del protagonista de lo más sorprendente. Una digna película de aventuras con mucha acción.
Los primeros minutos de la narración son bastante deficientes. No obstante, desde ese inicio se vislumbran algunas virtudes que, aunque no se desarrollan completamente, son apreciables.
Está lejos de la leyenda del producto. Casi lo más destacable son el prólogo, que destaca por su gran dramatismo, y el epílogo. Sin embargo, ambos momentos suman apenas un cuarto de hora.