Simbólico drama sobre el irresistible peso de la memoria, con evidentes ecos de la película madre en este sentido, 'Fresas salvajes', de Ingmar Bergman (...) únicamente da un importante resbalón en su desenlace.
[Trueba] le hace una peineta a la sociedad con su calma y su sonrisa habitual. Sosegada y sencilla, profunda y crítica, 'Casi 40' provocará la introspección del espectador, del que está pasando por esa edad, del que pasó y del que pasará.
Se resiente, sin embargo, de la irregularidad de sus microhistorias personales. Aunque, finalmente, lo esencial es que, entre la ternura y la acidez, opta por el bando del agrado, de la suavidad, de la simpatía y del costumbrismo del pueblo.
Ser audaz, y esta peli lo es, poco tiene que ver con el talento. Y el director no lo demuestra en el desarrollo de un relato sin lógica interna alguna. Cada uno de los acontecimientos de 'Háblame de ti' tienen menos sentido que el anterior.
La premisa es brillante, pero su desarrollo presenta desigualdades y una falta de consistencia en el tono, que resulta demasiado empalagoso. Es una película que, aunque no es inútil, no logra alcanzar su potencial completo.
Con unas interpretaciones sobresalientes de José Ángel Egido y Pablo Derqui, junto a una brillante actuación de Bárbara Lennie, la película aborda la sociología familiar de manera sutil. Se presenta como un experimento metacinematográfico de múltiples capas que refleja tanto a María como a Nely.
Atrevida película acompañada de una magnífica utilización de piezas icónicas de la música clásica, que resalta en varias ocasiones la desigualdad de algunos gags, los cuáles, a pesar de ello, logran mantener un meritorio nivel medio.
Aún puede haber algo peor que una comedia sin gracia: una película que aspire a retratar una situación social, pero que en realidad sea más antigua que la tos.
Podría formar un inmejorable díptico moral con 'Los exámenes' de Cristian Mungiu. 'El tesoro' tiene la virtud de la continua ruptura de expectativas. Nunca ocurre lo que se espera.
Insoportable visión sobre la familia, el amor y la muerte, la decadencia y el ardor, de incomprensible intensidad sentimental y vocal, espantoso hilo conductor y hortera sentido artístico.
El mayor problema, aparte de la puesta en escena, repleta de horrorosos ralentís y de pretenciosos movimientos de cámara que acaban dándole un aspecto hortera, surge con una cuestión más de esencia que de forma.
Desvergüenza narrativa. Estamos ante la más espectacular de las desfachateces sobre la esencia en el dibujo de personajes. Cada una de las secuencias de ese eje central, casi una hora, empeora a la anterior.
Agradable, escueta y con un excelente elenco de personajes secundarios, la cinta demuestra sensibilidad y un entendimiento profundo de las dificultades cotidianas del ser humano. Sin embargo, su narrativa se siente algo abrupta.
El texto presenta una gran cantidad de verborrea innecesaria, lo que podría considerarse uno de los aspectos más negativos de la película. Sin embargo, destaca un intérprete excepcional que casi logra sostener la totalidad del guion: Eduard Fernández.