Un policiaco clásico, elaborado y sorprendente en varios momentos. Su fortaleza radica en lo inesperado, aunque adolece de la incapacidad para resistir un análisis detallado de sus elementos al concluir la película.
Huele a la legua a intento de aprovechamiento del éxito internacional de 'La casa de papel', salvo la consistencia en materia de producción y la competente puesta en escena; lo demás es olvidable al instante.
En su parte final, justo antes de regresar al glamour y a los colores vibrantes, la película se transforma en una obra profundamente coreana, intensa y cargada de un tono personal.
Los impresionantes efectos especiales realmente respaldan una narrativa que en otro tiempo habría sido difícil de llevar al cine de manera creíble. Se presenta una intrigante historia de ciencia ficción con una sólida base que, lamentablemente, pierde un poco su rumbo al final.
Su objetivo esencial, como en todo slasher, es ofrecer entretenimiento. Sin embargo, no lo consigue del todo, ya que la parte visual no se encuentra a la altura. Las dos líneas argumentales no logran fusionarse de manera efectiva en la pantalla.
Espectacular. Una obra aún más completa que la primera. Además, incluye dos de las persecuciones más impactantes del cine reciente, con un realismo que resulta fundamental para la narrativa.
En 'Sinsajo. Parte 1', se siente que se ha concentrado la parte más pesada y tediosa de la historia. La serie parece haber perdido las cualidades que hicieron tan destacada a la primera entrega.
La película presenta un desarrollo de dos horas y cuarto en el que el director no logra ofrecer una sola imagen que perdure en la memoria. Lo que comenzó como una prometedora distopía juvenil se desmorona en su fase final, convirtiéndose en un relato excesivamente metódico y carente de acción.
Es bastante peor que la primera. Es posible que lo único que se mantenga sea una cierta impresión de simpatía, lo que lleva a que, pese a sus desperfectos, sea imposible (e injusto) cebarse con ella.
Una saga que comenzó de manera incierta, logró recuperarse en su vibrante segunda parte, pero que ahora parece desmoronarse. Carece de impacto y estética visual, ofreciendo una ciencia-ficción muy superficial.
Tarda exactamente una hora y cuarto en ofrecer al respetable una tabla de salvación en forma de giro de guión. Hasta entonces, sólo una sucesión de apariciones fantasmales.
Es el nivel más básico de una saga que inició con la intención de alcanzar la calma, el humanismo y el refinamiento artístico de Ozu, pero que ha terminado recurriendo a viejos insultos dirigidos a las nueras.
Es tan insípida e indolente como buena parte del cine de animación que ocupa la cartelera, pero al menos tiene cierto ritmo y el doblaje español es notable.
Con algunas mejoras en comparación con la película anterior, esta opción tiene pocos alicientes para ser elegida como la favorita para entretener a los niños. Es como una golosina pegajosa que no deja buen sabor.