Es tan insípida e indolente como buena parte del cine de animación que ocupa la cartelera, pero al menos tiene cierto ritmo y el doblaje español es notable.
Con algunas mejoras en comparación con la película anterior, esta opción tiene pocos alicientes para ser elegida como la favorita para entretener a los niños. Es como una golosina pegajosa que no deja buen sabor.
Un impresionante despliegue visual y sonoro que satisfará a los aficionados a las películas de acción. La trama, sencilla pero efectiva, acompaña a una película que, aunque no aporta innovaciones, cumple con las expectativas.
Introducir al niño de 'La profecía' en una narrativa que evoca la desoladora atmósfera de 'Un plan sencillo' de Sam Raimi es un intento fallido que genera más risas que tristeza.
Con su particular estilo visual y enfocándose en la perspectiva del padre, Christian Carion logra conmover y cautivar al espectador. Sin embargo, cuando la trama vira hacia un thriller de investigación y supervivencia, la película adquiere un carácter más convencional.
Una película que promete mucho pero que, lamentablemente, resulta bastante decepcionante. Un guion débil y poco atractivo hace que la tensión sea ineficaz, llevando al espectador a desconectarse totalmente de la trama en sus primeros minutos.
Trabajo de narrativa a borbotones que posee un envidiable concepto visual, el cual se alinea perfectamente con dos de sus temas centrales: la violencia y la lujuria.
Desde el comienzo, la obra se inclina por una sutileza que puede resultar excesiva y presenta cierta falta de concreción en la narrativa. Sin embargo, a medida que avanza, especialmente tras la interacción con el sobresaliente Josean Bengoetxea, logra alcanzar su objetivo: evocar una fantasía de índole atávica.
Francen, como directora y coguionista, logra una fusión compleja que equilibra delicadeza y vigor, armonía y desafío, ofreciendo al espectador una experiencia que invita a la reflexión y la mesura.
La clave de este clásico francés radica en abordar su contenido con humor, aunque siempre con una apariencia seria. Esta combinación se logra de manera efectiva.
Batiburrillo de acción desaforada pero carente de ritmo interno, subtextos de saldo relacionados con la erradicación de la violencia, y un puñado de referencias presuntamente cultas.
Suárez presenta una destacada película que sirve como una adaptación intensa y visualmente rica del mito de Don Juan. La imagen del carro con la caracola y el viaje final en barca hacia la muerte deja una profunda impresión.
Es incluso graciosa sin ir de cómica. De bellas fotografía y banda sonora, el inquietante interés de personajes y situaciones la convierten en una lúcida crónica histórica y política de inusual extravagancia.
Las escenas se atropellan, las músicas se chocan unas con otras, la narración está descompensada y los personajes entran y salen de la historia sin que se conozcan sus motivaciones.