La película se presenta como una efectiva broma que fusiona la interdisciplinariedad y el sampleado, así como la mezcla entre alta cultura y cultura popular.
Una fascinante historia que se presenta como un melodrama barroco y oscuro, con toques de humor negro. Destaca por su diálogos notables y un matiz trascendente.
Interpretada con convicción por Elisabet Gelabert, la película busca transmitir un mensaje de buena convivencia social, aunque el personaje que interpreta genera cierta antipatía entre el público.
La idea no es en absoluto mala. Sin embargo, su ejecución es deficiente. Se basa en una imagen visual que ofrece pocas posibilidades. En lugar de asombrar, provoca más sonrojo.
Una tragicomedia que se adentra en lo más profundo desde la primera secuencia hasta la última, sin dejar espacio para la indiferencia. Es perfecta en cada aspecto artístico: hermosa, divertida, inquietante, absurda, festiva y, a la vez, aterradora y alegre. Refleja la vida en toda su complejidad. Candela Peña ofrece una actuación espectacular.
Arranca de un modo fenomenal, ya que contiene suficientes atractivos, casi siempre relacionados con su difícil ambigüedad tonal. Sin embargo, en la segunda mitad, la película decae notablemente.
A pesar de su enfoque intelectual, Baumbach se desenvuelve en la construcción de la historia con la simplicidad cotidiana de la nouvelle vague, fusionando esta estética con la energía de una comedia romántica juvenil.
De potente estilo visual y valioso diseño de producción, esta película comienza casi como una de terror juvenil de metraje encontrado y culmina con ecos evidentes de clásicos modernos de la ciencia-ficción.
Un trabajo extraño, más insensato que disparatado, lo que podría haberle dado más encanto. Tiene algunos momentos de gracia cómplice, pero en general resulta bastante vacío.
Extraordinaria primera película de Sean Durkin, con una puesta en escena cuidadosamente elaborada en su sencillez, donde la composición de cada plano se presenta como un verdadero prodigio.
La película resulta monótona e insustancial, a pesar de abordar temas relevantes. Se distancia del realismo y de una narrativa lógica. Todo esto se combina con una puesta en escena poco atractiva y, en resumen, crea un universo que resulta incomprensible.
Más que el thriller en sí, lo que interesa a Kranik son sus personajes y el retrato de un microcosmos rural. 'Winter's Bone' es difícil de digerir, pero cautivadora.
El único problema de la película es que la insustancialidad de su director genera en ciertos momentos una impresión de telefilme olvidable. Sin embargo, esta sensación se disipa gracias a la fuerza de un reparto excepcional.
El desarrollo es, a un tiempo, despiadado y sutil, desasosegante y cómico. Es una película durísima, cuando en la superficie no parece tener la más mínima intención de serlo.
Entretenido ‘thriller’ de cocina, esta película ofrece una experiencia casi teatral que resulta inquietante, provocativa, cómica, cruel y macabra. Aunque carece de una profundidad notable, su efervescencia y el guion imaginativo mantienen el interés del espectador.