La excelente música de Clint Mansell y el ágil montaje otorgan brillantez a la forma de su filme. En cambio, el fondo, todas y cada una de las historias cruzadas, son tan nimias, con tan poca enjundia, que por mucha atracción que se ejerza nunca terminan de enganchar.
Primer tercio sorprendente, un espectáculo brillante con críticas mordaces. No obstante, resulta ser solo un espejismo. Cuando llega la batalla contra el mal, se vuelve predecible, repetitivo, cansino y ya lo hemos visto mil veces.
Niasari no consigue despegarse de un enfoque rígido en su película. Carece de matices. Aunque presenta un modelo socialmente aceptable, plantea numerosas dudas en términos cinematográficos.
Esta ya la he visto. Es un repetido ejemplo de historias que se asemejan entre sí. Hoy en día, las películas de Garry Marshall no solo parecen similares, sino que realmente son casi idénticas.
Es fácil de ver y resulta interesante, sin embargo, la película rápidamente se desvanece de la memoria. Carece de la calidad necesaria en su narrativa y en su estilo visual.
La primera parte es un intento de película de terror. A pesar de que intenta anclarse en la realidad, su exageración la vuelve poco creíble. Aunque el tercer acto mejora la situación, llega demasiado tarde para salvar la experiencia.
No es una película que revolucionará la comedia en España. Sin embargo, cuenta con un director que se preocupa no solo por provocar risas, sino también por la estética, lo que enriquece el contenido del guión.
Una película de enorme belleza, donde José Díaz muestra eficacia a la hora de filmar y honestidad en el momento de transmitir sus sensaciones. Y con un notable equilibrio entre los textos a cámara y en off.
Apasionante minuto a minuto de la vida de un superviviente, tiene el toque de las grandes tragedias, posee una gran belleza y huye de un falso ecologismo muy en boga.
Costumbrismo moderno que invita al espectador a identificarse. La fusión de comedia y drama se destaca, gracias a las interpretaciones naturales, con Miki Esparbé brillando en su papel. Todo ello culmina en un gran homenaje al amor.
La historia destaca por su enfoque en el autoanálisis de las culpas mientras se desarrollan los acontecimientos. Desde un destino incierto, los personajes reflexionan sobre sus experiencias de una manera única.
Estimulante película con un personaje cautivador que Jake Gyllenhaal interpreta de manera excepcional. La atmósfera de la historia es fascinante y mantiene al espectador intrigado desde el principio.
Es una obra cinematográfica impecable en su estructura, abierta y compleja. Sin embargo, puede que no atraiga a aquellos espectadores que no estén dispuestos a involucrarse y que prefieran explicaciones más directas.
La lágrima como fin. Un melodrama intenso que, aunque el aspecto interpretativo brilla con buen desempeño, especialmente con Mario Casas, otros aspectos de la película no logran alcanzar el mismo nivel.