Las comedias de muertos vivientes han llegado al cine familiar. O quizá sea al revés. En todo caso, la fusión, al menos en este caso, no tiene ninguna gracia (...) En realidad, tiene muy poco que contar.
Una hora con la sencilla solemnidad de Jonás Trueba es escueta, elevada en sus conversaciones y en sus pretensiones, rotunda, hermosa, libre y personal. Al mismo tiempo, resulta muy sencilla en su estructura.
Una tragicomedia que se adentra en lo más profundo desde la primera secuencia hasta la última, sin dejar espacio para la indiferencia. Es perfecta en cada aspecto artístico: hermosa, divertida, inquietante, absurda, festiva y, a la vez, aterradora y alegre. Refleja la vida en toda su complejidad. Candela Peña ofrece una actuación espectacular.
Película dispersa, pero simpática, más cerca de la suma de momentos que del relato férreo. Pero finalmente gana el combate gracias al gancho de Kiberlain con un personaje encantador.
Componer una buena comedia sobre la depresión es muy improbable, pero Gilles Lellouche sale bien parado en al menos dos tercios de la película. Ayudado por un formidable conjunto de intérpretes masculinos.
[Trueba] le hace una peineta a la sociedad con su calma y su sonrisa habitual. Sosegada y sencilla, profunda y crítica, 'Casi 40' provocará la introspección del espectador, del que está pasando por esa edad, del que pasó y del que pasará.
Se resiente, sin embargo, de la irregularidad de sus microhistorias personales. Aunque, finalmente, lo esencial es que, entre la ternura y la acidez, opta por el bando del agrado, de la suavidad, de la simpatía y del costumbrismo del pueblo.
La premisa es brillante, pero su desarrollo presenta desigualdades y una falta de consistencia en el tono, que resulta demasiado empalagoso. Es una película que, aunque no es inútil, no logra alcanzar su potencial completo.
Atrevida película acompañada de una magnífica utilización de piezas icónicas de la música clásica, que resalta en varias ocasiones la desigualdad de algunos gags, los cuáles, a pesar de ello, logran mantener un meritorio nivel medio.
Podría formar un inmejorable díptico moral con 'Los exámenes' de Cristian Mungiu. 'El tesoro' tiene la virtud de la continua ruptura de expectativas. Nunca ocurre lo que se espera.
El texto presenta una gran cantidad de verborrea innecesaria, lo que podría considerarse uno de los aspectos más negativos de la película. Sin embargo, destaca un intérprete excepcional que casi logra sostener la totalidad del guion: Eduard Fernández.
Si alguien quiere entender por qué practicar la comedia negra es tan complicado, que vea '¿Y ahora adónde vamos?'. Encontrará un claro ejemplo de lo que no se debe hacer.
Irregular pero interesante. Cuando la comedia negra, que aparece en la mayoría de las situaciones, no se impone a través de actuaciones exageradas o chistes poco sutiles, la película logra sus mejores momentos.
De ritmo moroso y reiterativo, la película parece un intento menor de aquellas cintas que presentaban a un niño en un contexto histórico, que solían ser candidatas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Sin embargo, hay ciertos detalles que perduran en la memoria.
Se percibe un cierto amateurismo, como el de una primera película hecha con escasos recursos. Hay una sensación de apresuramiento y falta de atención al detalle, así como una escasa autocrítica.
Curioso, desigual, simpático y algo ingenuo filme destaca sobre todo por una laboriosa estructura basada en continuos saltos. A pesar de algunos momentos de duda, todo acaba encajando de manera perfecta.