Una comedia sobre la corrupción con magníficos matices oscuros, en la que brilla el actor protagonista con una interpretación deslumbrante. Un debut realmente prometedor.
Ser audaz, y esta peli lo es, poco tiene que ver con el talento. Y el director no lo demuestra en el desarrollo de un relato sin lógica interna alguna. Cada uno de los acontecimientos de 'Háblame de ti' tienen menos sentido que el anterior.
Fascinante en su retrato del poder, donde lo público y lo privado se entremezclan a través de las famosas puertas giratorias y del pago de favores (...) se mueve por una encomiable línea de calidad, trascendencia y perspicacia
Aún puede haber algo peor que una comedia sin gracia: una película que aspire a retratar una situación social, pero que en realidad sea más antigua que la tos.
Desvergüenza narrativa. Estamos ante la más espectacular de las desfachateces sobre la esencia en el dibujo de personajes. Cada una de las secuencias de ese eje central, casi una hora, empeora a la anterior.
Agradable, escueta y con un excelente elenco de personajes secundarios, la cinta demuestra sensibilidad y un entendimiento profundo de las dificultades cotidianas del ser humano. Sin embargo, su narrativa se siente algo abrupta.
La autenticidad se presenta de manera limitada, ya que recurre con frecuencia a clichés verbales. Los personajes carecen de profundidad y son meras representaciones de roles familiares que nunca logran desarrollarse por completo.
Irregular pero interesante. Cuando la comedia negra, que aparece en la mayoría de las situaciones, no se impone a través de actuaciones exageradas o chistes poco sutiles, la película logra sus mejores momentos.
De ritmo moroso y reiterativo, la película parece un intento menor de aquellas cintas que presentaban a un niño en un contexto histórico, que solían ser candidatas al Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Sin embargo, hay ciertos detalles que perduran en la memoria.
Se ve con cierto agrado. Llamativa galería de secundarios, sin embargo el desenlace no resulta creíble y no se alinea con lo narrado ni con el espíritu gamberro que había guiado la película.
Comedia de sentimientos. Se trata de una película pequeña que busca tocar la fibra sensible del espectador y, sin duda, no debería pasar desapercibida.
Es una broma. Una bufonada con un par de momentos divertidos y otros cuantos, de sonrojo, que únicamente interesará a los admiradores del histrionismo interpretativo, vital y conceptual de Nic Cage. Si acaso.
Pese a su colorismo y a su estupenda producción, las viñetas de Javier Fesser, sobre todo la primera, discretísima, parecen descartes creativos de sus primeros tiempos en el corto.
Un aplauso para la imprudencia y el coraje en tiempos de academicismo ramplón. Es una película insólita. (...) es un seductor perro verde dentro del cine español (...) es estupenda, y lógicamente absurda.