Una película que promete mucho pero que, lamentablemente, resulta bastante decepcionante. Un guion débil y poco atractivo hace que la tensión sea ineficaz, llevando al espectador a desconectarse totalmente de la trama en sus primeros minutos.
Francen, como directora y coguionista, logra una fusión compleja que equilibra delicadeza y vigor, armonía y desafío, ofreciendo al espectador una experiencia que invita a la reflexión y la mesura.
Más cerca del tópico que del realismo, esta película parece enfocarse más en ser una guía turística para promocionar el recorrido en EE. UU. que en ofrecer una narrativa cinematográfica con un enfoque moral.
Rodada con gran atención al detalle y sofisticación. El guion, que tiene un fuerte componente español y rumano, pierde impulso en su desarrollo en la India, que se presenta como un entorno de calidad superior a lo habitual.
Un policiaco clásico, elaborado y sorprendente en varios momentos. Su fortaleza radica en lo inesperado, aunque adolece de la incapacidad para resistir un análisis detallado de sus elementos al concluir la película.
Los impresionantes efectos especiales realmente respaldan una narrativa que en otro tiempo habría sido difícil de llevar al cine de manera creíble. Se presenta una intrigante historia de ciencia ficción con una sólida base que, lamentablemente, pierde un poco su rumbo al final.
La película presenta un desarrollo de dos horas y cuarto en el que el director no logra ofrecer una sola imagen que perdure en la memoria. Lo que comenzó como una prometedora distopía juvenil se desmorona en su fase final, convirtiéndose en un relato excesivamente metódico y carente de acción.
Es bastante peor que la primera. Es posible que lo único que se mantenga sea una cierta impresión de simpatía, lo que lleva a que, pese a sus desperfectos, sea imposible (e injusto) cebarse con ella.
El drama es intenso. El mcguffin resulta poco convincente. Además, hay una notable falta de coherencia en muchas de las situaciones presentadas. Sin embargo, el carisma del personaje principal y la fuerte presencia de su nueva intérprete logran destacar en medio de estos problemas.
Es el nivel más básico de una saga que inició con la intención de alcanzar la calma, el humanismo y el refinamiento artístico de Ozu, pero que ha terminado recurriendo a viejos insultos dirigidos a las nueras.
Es tan insípida e indolente como buena parte del cine de animación que ocupa la cartelera, pero al menos tiene cierto ritmo y el doblaje español es notable.
Con algunas mejoras en comparación con la película anterior, esta opción tiene pocos alicientes para ser elegida como la favorita para entretener a los niños. Es como una golosina pegajosa que no deja buen sabor.
Introducir al niño de 'La profecía' en una narrativa que evoca la desoladora atmósfera de 'Un plan sencillo' de Sam Raimi es un intento fallido que genera más risas que tristeza.
Con su particular estilo visual y enfocándose en la perspectiva del padre, Christian Carion logra conmover y cautivar al espectador. Sin embargo, cuando la trama vira hacia un thriller de investigación y supervivencia, la película adquiere un carácter más convencional.
Trabajo de narrativa a borbotones que posee un envidiable concepto visual, el cual se alinea perfectamente con dos de sus temas centrales: la violencia y la lujuria.