Más aparente que consistente. Los creadores optan por rendir homenaje, aunque en realidad se acercan más al saqueo. Es en la aparición del drama donde se evidencian con mayor claridad las costuras de la película.
El guion emplea adecuadamente los códigos clásicos, aunque carece de la brillantez necesaria para ir más allá del simple entretenimiento. Aun así, se presenta como un ejercicio comercial digno de reconocimiento.
Su tono se halla entre el romance, la nostalgia, el chiste esporádico y una ligera crítica (jocosa) a una sociedad en la que parecemos muertos vivientes por la falta de comunicación verbal. Romeo se ha encontrado finalmente con Romero.
Un clásico moderno. Esta película es extraordinaria. La escritura de Nichols es una cadencia pura de ternura, desolación y rabia, un catálogo de la imperfección humana. Los protagonistas y secundarios son deslumbrantes.
Tiene su gracia y mérito al trasladar el hiperrealismo de la cámara de vídeo y de la filmación casera, no solo al género del terror, sino también al relato de superhéroes.
'Foxfire' genera sensaciones complejas que invitan a cada espectador a sacar sus propias conclusiones, en un contexto donde algunos confunden la independencia con el lesbianismo y el heroísmo con el antiheroísmo.
Un lúdico ejercicio de hojeo de una revista de moda, en la que lo más enervante es el carrusel de tópicos que se monta Azuelos, francesa, para narrar el viaje de estudios de sus chicos estadounidenses a París
Infumable. Olvídense de cualquier sentido de la dramaturgia, de la calidad de los diálogos, del dibujo y del desarrollo de los personajes. Esto es bollería industrial de ínfima estofa.
Lioret prefiere un enfoque cercano que fomenta la identificación y la emoción entre los personajes, en lugar de optar por un tratamiento más político. Sin embargo, su estilo presenta una tendencia al maniqueísmo y a un trazo grueso.
Excelente retrato de personajes, interpretados con doloroso hiperrealismo por un grupo de jóvenes actores de innegable naturalidad. Rabiosa y violenta, pero nada gratuita.
Contiene la rabia de la desesperanza y la verdad que irradian secuencias como las reuniones de los educadores. Además, destaca la expresiva mirada de un descubrimiento excepcional: el niño magrebí Hamza el Hilali.
Posee una magia muy especial y una extraña poesía en la que se mezclan una moderna visualización y un texto entre lo profundo y lo candoroso. Una de las más originales propuestas del cine español de los últimos tiempos.
Con las ideas fijas en la alocada comedia juvenil de Hollywood, Fin de curso se las ingenia para darle un giro más (o dos) a la trama, resultando en una explosión de locura. Si lo más divertido que se les ocurre es recurrir a un duelo de vómitos, es evidente que hay una falta de creatividad.
Machismo peligroso. Una cosa es la incorrección política, que siempre es de agradecer, y otra es caminar por el alambre del peligro social. Sánchez Valdés afirma que "el comportamiento de esta pandilla no tiene nada de ejemplar, pero te ríes con ellos. Al fin y al cabo, la única enfermedad de estos tipos es la juventud, y eso se cura con la edad".