Excelente retrato de personajes, interpretados con doloroso hiperrealismo por un grupo de jóvenes actores de innegable naturalidad. Rabiosa y violenta, pero nada gratuita.
Contiene la rabia de la desesperanza y la verdad que irradian secuencias como las reuniones de los educadores. Además, destaca la expresiva mirada de un descubrimiento excepcional: el niño magrebí Hamza el Hilali.
Posee una magia muy especial y una extraña poesía en la que se mezclan una moderna visualización y un texto entre lo profundo y lo candoroso. Una de las más originales propuestas del cine español de los últimos tiempos.
Con las ideas fijas en la alocada comedia juvenil de Hollywood, Fin de curso se las ingenia para darle un giro más (o dos) a la trama, resultando en una explosión de locura. Si lo más divertido que se les ocurre es recurrir a un duelo de vómitos, es evidente que hay una falta de creatividad.
Machismo peligroso. Una cosa es la incorrección política, que siempre es de agradecer, y otra es caminar por el alambre del peligro social. Sánchez Valdés afirma que "el comportamiento de esta pandilla no tiene nada de ejemplar, pero te ríes con ellos. Al fin y al cabo, la única enfermedad de estos tipos es la juventud, y eso se cura con la edad".
Una película austera y poco complaciente, presenta una narración desequilibrada con un estilo casi documental. La reiteración de los diálogos resulta enervante, ya que opta por la falta de explicaciones en lugar de buscar la verosimilitud.
Enigmática y envolvente película de autodescubrimiento personal acerca de la identidad que, de todos modos, aglutina una diversidad de orígenes tan rica que quizá sea esa complejidad la que provoque su fascinación global.
Una bonita película sobre la muerte y el legado, el modo en que está relatado, sin un solo golpe bajo, con la esperanza dominando a la amargura y la belleza de la vida a la crudeza de la muerte, es de una rica nobleza.
La deslumbrante luz de Naomi Kawase establece una estructura a la vez férrea y atractiva. Lo esencial en 'Madres verdaderas' es el soberbio retrato del estado interior de los personajes.
Sin sus tres músicos de fondo y, sobre todo, sin la banda sonora de David Thor Jonsson, "La mujer de la montaña" solo sería una película social europea más, y no la feliz extravagancia que finalmente es.
La película definitiva sobre la adopción en el país, al menos en lo que se refiere a su enfoque. Destaca por su ternura, complejidad y una ambición que se presenta con un encantador aire de sencillez. Es, sin duda, una obra muy completa.