Un digno acercamiento a la realidad social, se destaca en la diversidad del panorama femenino que presenta y en sus actitudes. Sin embargo, la película resbala en las líneas burlescas que distancian a sus tres protagonistas.
La película deja en la retina un puñado de sobrecogedoras imágenes que parten de lo social. Es, sin embargo, en el último tercio cuando el relato se tambalea.
Que semejante pastel, mentiroso, melifluo y fariseo formara parte de la noche de los Oscar demuestra que Hollywood se dirige hacia su suicidio artístico, industrial y ético.
Garrone es un narrador excepcional, más clásico que nunca en esta película y alejado de la prosa cruda de ‘Gomorra’. Ha creado una obra vibrante y conmovedora.
Película mucho más interesante que lograda. El director no se decide entre la herida colonial y la melancolía de la memoria, lo que desatiende un aspecto básico: los propios personajes elegidos como guías.
El regreso fallido de Eddie Murphy en esta película resulta ser una decepción. Se siente excesivamente cursi, ya que repite gran parte de la estructura y los escenarios de la original, y quizás solo se salve en lo que respecta a la música. Además, abundan los momentos de histrionismo, pero carece de la chispa que se esperaba.
Barbier mantiene unas ganas de agradar dentro de la barbarie que, aunque deliberada, no acaba de cuajar en una primera parte un tanto condescendiente con sus estallidos de alegría. En la segunda mitad impone la crudeza.
Olivares señala algunas de las virtudes de sus películas anteriores, aunque repite algunos de sus defectos. Su enfoque sobre la amistad y la fidelidad es lo que finalmente sustenta un trabajo sólido, pero que carece de profundidad.
Una visión de África dirigida a un público poco exigente, con una perspectiva superficial. El principal problema radica en el tono, que se manifiesta en el relato final en off, el cual resulta flácido y excesivamente retórico.
Una digna película de cine social sobre un tema hasta ahora no abordado. Está narrada con sencillez y sutileza, tal vez sin brillo, pero sin cometer errores notables.
Estamos ante un ejemplo de realismo mágico verdaderamente insólito en el cine. Su simpatía antropológica puede superar algunos defectos que, debo advertir, son varios. El desenlace es totalmente inesperado.
Jacobs intenta llevar al cine la prosa sobria y despojada de Coetzee, evitando caer en anclajes melodramáticos. Sin embargo, no lo logra completamente, ya que la desnudez de la narrativa poco tiene que ver con el academicismo y la frialdad.
El evidente interés político y humano de la película se ve perjudicado por la explicitud del discurso. El más que interesante punto de vista de los religiosos católicos se resuelve de forma intrascendente, con un mensaje que parece destinado a niños de primaria.
Casi parece una ONG en sí misma. La historia reúne todos los clichés sobre el bandidaje, la desconfianza de los cooperantes, la imposibilidad del amor y el aprovechamiento de las mafias.
Otra colaboración Herzog-Kinski, con las características habituales: visionarios de un nuevo mundo en lucha con su propia mente, ambientada en un país hostil y extraño.