Un filme coral en el que todos los personajes influyen en la trama de una forma u otra, todos tienen una intención y una profundidad pocas veces lograda.
A pesar de los múltiples entrelazamientos, De la Peña logra mantener la atención del espectador, haciendo malabares para asegurar la coherencia entre las historias. Sin embargo, la película carece de consistencia y va debilitándose a medida que avanza.
Una película de terror que no logra profundizar en las oportunidades que ofrece, resultando en una propuesta que se queda en lo mediocre y solo logra captar un interés pasajero.
Toma el tema de la maternidad como punta de lanza para hacer un filme ejecutado con economía de personajes y locaciones pero riqueza atmosférica al más puro estilo del terror psicológico.
Es una secuela destacada que no se limita a repetir la fórmula del éxito anterior, sino que se esfuerza por desarrollar a sus personajes, permitiendo su evolución mientras se mantiene fiel a su esencia.
Funciona a diferentes niveles, sirviendo tanto como entretenimiento cinematográfico como un comentario sobre los riesgos de sobrepasar los límites, la búsqueda del realismo y la inquietante urgencia de la conectividad.
No logra funcionar ni como reinicio ni como adaptación de la película original. Lejos de ofrecer ningún momento de terror, la cinta falla en múltiples aspectos.
Los codirectores se esfuerzan en crear una obra que carece de emoción y autenticidad. El reducido espacio en el que colocan a sus personajes parece reflejar su propia limitación creativa.
'Mi papá se llama Lola' es un filme interesante, bien ejecutado y presentado con habilidad. Sin embargo, la relación entre padre e hijo no se permite explorar a fondo sus complejidades.