Una película incisiva que retrata de manera efectiva el absurdo violento del racismo que persiste en la actualidad, alimentado por la política estadounidense.
Tal vez les haga falta una mayor cantidad de referencias enfocadas en su importante trayecto dentro del espectáculo, sin embargo, lo elegante y cuidadoso de la manufactura, en conjunción con la honestidad que le sustenta, lo compensa y con creces.
Aunque por momentos raya en lo didáctico, es más que una declaración de ideales, es un obra provocadora y explosiva, salpicada de personajes en situaciones que por momentos son llevadas al delirio para recordar la importancia de la naturaleza combativa.
Después de haber visto la celebrada 'La forma del agua', queda claro que están más que justificados los halagos y reconocimientos que ha recibido a nivel internacional.
Es destacable la precisión del director Pablo Larraín, a quien en ningún momento le tiembla la mano y usa las herramientas fílmicas para diseccionar y exponer las emociones de esta mujer, al momento de mantenerse en pie.
Es una pequeña joya ideal para aquellos que gustan de la mezcla de horror y humor y resultará una muy agradable sorpresa para el público en general que se permita darle un vistazo.
Se agradecen y hasta se disfrutan esas secuencias, pero son pequeños guiños de nostalgia dentro de lo que parece un capricho del antiguo responsable de encarnar a Harry el Sucio. Al igual que la película en general, se desvanecen sin remedio.
Un contundente y llamativo vehículo de irreverencia. Claro, Al Pacino representa la inclusión de lujo que termina de confirmarla como una de las mejores series del año.
El desarrollo es ágil, el objetivo es claro y la estructura se sostiene, haciendo que en términos generales la propuesta funcione. Sin embargo, su falta de capacidad para generar un verdadero miedo la sitúa por debajo de la aclamada 'El Conjuro'.
Sabe conjugar forma y fondo, para entregar una película inteligente y crítica, que no renuncia nunca al entretenimiento y reclama una inquietante complicidad que en términos generales sabe recompensar.
A la hora de narrar aquella legendaria final de Wimbledon, encuentra los tintes épicos necesarios, resultando interesante y entretenida, incluso para quienes no sean fans del llamado deporte blanco o no cuenten con los antecedentes del hecho.
Vale la pena por el mero hecho de disfrutar la meticulosa labor de restauración, que otorga una vitalidad renovada a las imágenes, deslumbrantes desde los primeros minutos.
Se trata de una aventura de fórmula, divertida y espectacular cuando debe serlo, que incluso encuentra alguno que otro momento conmovedor, y hace pensar que Transformers aún puede dar pie a decorosos productos de entretenimiento en el cine.
Logran mantener la atención gracias a las revelaciones que arrojan entre llamativos conceptos científicos, en una truculenta trama de viajes en el tiempo que estira al máximo la tensión.
Una película un tanto artificiosa y muy efectista. Sin embargo, 'Atómica' no engaña a nadie, su búsqueda no es la del discurso, sino la de ofrecer un estilizado y entretenido ejercicio fílmico, y en ese sentido cumple.
Destaca cómo los pasillos entre los almacenes generan recorridos angustiosos, utilizando los interruptores de luz como herramienta para aumentar los momentos de tensión.