La lentitud es un recurso efectivo en muchas películas de terror, pero en este caso se convierte en un problema. Aunque hay algo de acción en el clímax, la dirección de Gelatt y su manera de llevar a cabo la escena resultan insatisfactorias.
Una secuela que no puede ser acusada de carencia de ambición. Si bien la primera entrega ofrecía verdaderos momentos de terror, esta secuela, en sus instantes más destacados, logra crear una atmósfera de suspense y, en sus momentos menos afortunados, provoca más risas que miedo.
Construida en torno a una animada interpretación de Ben O'Toole, esta obra incorpora una dosis de energía oscura y un ambiente acogedor, evocando los comienzos de un joven Sam Raimi.
Sienna Miller brilla con una actuación cautivadora que da sentido a la película. El filme presenta un entorno auténtico que acompaña su evolución personal hacia la madurez.
Mariko Tsutsui brilla con una interpretación conmovedora, sin embargo, su destacada actuación no logra que esta obra japonesa sea fácilmente comprensible para el público de habla inglesa.
No revolucionará el ámbito del cine de terror, pero tiene el potencial de captar la atención de los aficionados al género que tienen un apego a las películas anteriores a 'The Blair Witch Project'.
Extraña, hermosa y sorprendentemente conmovedora, la adaptación de Rainer Sarnet de un best seller estonio está llena de magia de cuento popular y ofrece una hermosa fotografía en blanco y negro.
Una historia de fantasmas que destaca más por su carga emocional que por los momentos de terror. Su autenticidad y su atención al detalle seguramente cautivarán a los aficionados del género.
La energía del cómico es evidente y contribuye a la presentación de su material humorístico, aunque esto no logra explicar del todo el éxito económico que consiguió durante su gira de 2016.