Los creadores parecen haber buscado en Google lo básico de la historia y, a partir de ahí, la transformaron en una trama sin sentido centrada en huérfanos, plagada de clichés sentimentales característicos de Hollywood.
Se apoya en su innegable calidez, en la sólida interpretación central de Ward y en el puñado de detalles de la historia que evitan que se convierta en una película de manual.
Es una buena producción cinematográfica y hay mucho material para reflexionar. Vale la pena verla y cuestionarnos dónde convergen y divergen la política y el alma humana.
No es reveladora y básicamente nos cuenta todo lo que ya sabemos. Cuando entretiene, parece un accidente. pero en última instancia es una curiosidad entretenida de ver de principio a fin.
Da justo en el blanco que existe entre el realismo y el drama elevado, situándola varios escalones por encima de la media de las películas basadas en hechos reales.