Obra maestra. Un retrato de grupo extremadamente denso y con textura que alcanza sus momentos más logrados en fiestas, conciertos, clubes nocturnos y otros lugares concurridos.
Es visualmente expansiva pero simplifica a nivel intelectual y formal. Falsea al original, transformando la acción en un proceso estrictamente lineal y eliminando gran parte del contenido ensayístico.
A nivel visual, esta entrega resulta menos innovadora que la anterior y su representación puede generar dudas. Sin embargo, en términos cinematográficos, se trata de una película verdaderamente impresionante.
Tiene un lado expositivo interesante, con los personajes de De Niro y Joe Pesci haciendo de narradores interactivos, pero la película no se vuelve envolvente como drama.
Un drama meticuloso pero bastante ordinario que poco a poco me fue ganando como ejemplo menor pero entretenido de esa 'victoria frente a la adversidad' típica del heroísmo militar en el que se especializó John Ford.
Representa cierta mejora moral respecto a sus predecesoras, ya que rechaza celebrar y condenar la violencia y la hipocresía al mismo tiempo, o al menos en el mismo grado.
No hay planos aburridos; Schnabel se divierte experimentando con sonidos expresionistas, un montaje neo-Eisensteiniano y diversas ideas cinematográficas.
Aunque su misterio es fácil de seguir, la película resulta insatisfactoria, ya que intenta generar una atmósfera de terror al prolongar las preguntas sin ofrecer respuestas.