Se mantiene bastante bien. Coge sustancia gracias al atrevido y original lenguaje cinematográfico del director y a las notables actuaciones de los actores principales.
Leste muestra su habilidad al mantener en movimiento su enorme trama, transitando de forma eficiente de un punto a otro y acumulando una considerable dosis de suspense a lo largo del recorrido.
La continuidad narrativa y el ímpetu nunca han sido los puntos fuertes de Hopper. En esta ocasión, la variabilidad de la historia diluye el impacto dramático, sin lograr el efecto de un mosaico cohesivo.
La sinceridad y la autenticidad aparente de esta propuesta me interesaron, incluso me conmovieron, aunque no creo que haya aprendido nada que no supiera.
Elaborada con la destreza y la habilidad típicas del director. La ambigüedad pseudomística que parece habitual en Spielberg asfixia gran parte de la particularidad de la fuente original.
Interminable western épico, que pasó de 199 a 161 minutos. Se dice que John Ford colaboró en la dirección, pero la película presenta un extenso lapso antes del decisivo ataque final.
Aunque la dirección de Brian Gilbert es adecuada, la única razón para verla es la actuación maravillosamente detallada, dulce y carismática de Stephen Fry.