Dunham y Stephen Fry ofrecen actuaciones aceptables, sin embargo, la película resulta ser convencional y predecible, careciendo de emoción. Es tan plana y aburrida que realmente invita a dormir.
Una película cálida, amable y con toques de comedia costumbrista. Bien acabada en el aspecto formal, es dramáticamente elemental y precaria. Los diálogos en la mercería, por ejemplo, son tirando a risibles.
El desarrollo de la trama resulta predecible y convencional, lo que la convierte en una experiencia algo agotadora. Sin embargo, el protagonista logra ofrecer momentos de entretenimiento que, aunque modestos, resultan en un nivel pasablemente divertido.
A pesar de ser predecible, la película logra funcionar de manera sorprendente. Posee el ritmo, los diálogos y las réplicas típicas de una comedia de calidad, y su otro gran atractivo radica en un elenco que resulta muy creíble.
La intriga carece de fuerza y la dirección es muy deficiente. El ritmo de la narración resulta pesado y las interpretaciones son bastante discretas. Max Irons, en el papel principal, destaca como uno de los actores más insípidos de la actualidad.
Thriller de escasa sustancia, presenta un producto ultraviolento donde mafiosos, sicarios y venganzas se entrelazan. La historia está plagada de clichés y se desarrolla en los lugares más sórdidos de Miami.
Un disparate divertidísimo. El guión es inconsistente, predecible y bastante disparatado, pero el humor es fresco y contagioso. Las escenas de acción están filmadas, planificadas y montadas con gran maestría.
Baron Cohen emplea su arsenal de humor que mezcla groserías, escatología exagerada y una provocación dirigida al público más sensible. Si el espectador se deja llevar por la propuesta del filme, la experiencia puede ser realmente deslumbrante.
Zeller presenta flashbacks que resultan incómodos. 'El hijo' es una película evidente y carece de profundidad, dejando mucho que desear en comparación con 'El padre'.
Para pasar hora y media de buen entretenimiento, algo cada día más infrecuente. López conduce con buen ritmo la farsa, desterrando el aburrimiento. Simpática comedia "a feira". Tómese con albariño.
Con un tono ligero y una comicidad sencilla, el espectador puede optar por emocionarse ante la grandeza de la clásica comedia popular italiana o disfrutar de la simpatía que transmiten varias situaciones.
La trama carece de originalidad, pero su estilo visual es realmente innovador. Mantiene un tono equilibrado, sin caer en dramatismos ni sensacionalismos.