Trapero sabe administrar el ritmo de su obra: la primera hora se siente tranquila y medida, mientras que la segunda parte explota con intensidad, desbordando emociones como lágrimas, gritos y furia. Las actuaciones son verdaderamente sobresalientes.
El ingenio de gags brillantes brilla aquí por su ausencia, las situaciones divertidas son escasas y el ritmo, inexistente. Lo más lamentable es ver cómo naufragan en el empeño actrices y actores respetables.
Sin alejarse de los clichés de la comedia familiar, 'Un lío de millones' sigue un camino predecible que ya ha quedado desactualizado desde la época de Lazaga.
Con un tono ligero y una comicidad sencilla, el espectador puede optar por emocionarse ante la grandeza de la clásica comedia popular italiana o disfrutar de la simpatía que transmiten varias situaciones.
Desigual y con un ritmo irregular, la obra trata con sensibilidad el ya conocido tema de la infancia desatendida. Presenta un conflicto familiar amplio sin caer en exageraciones ni dramatismos, manteniendo un tono sutil.
La trama carece de originalidad, pero su estilo visual es realmente innovador. Mantiene un tono equilibrado, sin caer en dramatismos ni sensacionalismos.