Tal vez el más célebre de todos los musicales. Y por algo: una obra maestra, una muestra insuperable de la vitalidad del género, su contagiosa frescura y su espíritu. Con momentos que jamás han sido superados por ninguna otra película musical.
Una gran historia verídica y un mensaje de profundo impacto humano. Sin embargo, el filme resulta ser bastante convencional en su aspecto formal. Auquer se destaca con una actuación realmente notable.
Para los nostálgicos de Mary Poppins y niños en general, se presenta un espectáculo infantil deslumbrante, lleno de alegría y ligereza, con números musicales que son más que satisfactorios.
Un cuento de hadas con un clímax que transforma un estadio en una falla valenciana, coronando así las hazañas del atleta esbelto, puro y demiurgo. Es notable la fotografía metálica de Caleb Deschanel.
No es ésta la mejor película de Steven Spierlberg pero sí una película trepidante, irresistible, capaz de poner en la palestra a quien es el héroe por antonomasia del cine de hoy, Indiana Jones
Una obra tan desigual como atractiva. Es un film conversacional, con muchos, tal vez demasiados diálogos entre el fatigado héroe y la seductora condesa. Pero por el lado contemplativo es una delicatesen visual.
Es una obra bastante convencional y de ritmo mortecino. Muestra con convicción lo difícil que debía ser sobrevivir aquellos días: el “Heil Hitler” hasta en la sopa, una sensación constante de peligro.
Sin duda, es una estupenda fantasía para todas las edades, pero el Burton de antaño, su fuerza poética y la melancolía que emanaba de sus personajes brillan aquí con una luz muy tenue.
Clichés excesivos, arquetipos evidentes, una perspectiva estereotipada y, lo más preocupante, la inclinación a exagerar en nombre de la memoria histórica recuperada.
Una reconstrucción de época sutil y plausible que nos ofrece una experiencia única, destacándose un Fernán-Gómez en otra de sus excepcionales interpretaciones.
Un filme perfecto, sobrio, elegante, violentísimo cuando necesariamente ha de serlo, extremadamente humano y cálido otras veces. Música de Nino Rota inolvidable. Fotografía de Willis maestra. Interpretaciones insuperables.
Defraudará a quien busque una onza de realismo o verosimilitud. Pero para los incondicionales de Anderson constituirá otro banquete opíparo: un diluvio de viñetas hilarantes que desborda imaginación.
Se ha mantenido la misma década de los años 50, pero en Inglaterra en vez de Japón. Y ahí es donde 'Living' tiene su punto más jugoso: trasladar la feroz crítica a la burocracia del film original a una fauna con traje, bombín y paraguas.
Pese a un impecable diseño de producción, un reparto soberbio y una intriga interesante, es un filme demasiado disperso, reiterativo y carente de temperamento visual.