Clichés excesivos, arquetipos evidentes, una perspectiva estereotipada y, lo más preocupante, la inclinación a exagerar en nombre de la memoria histórica recuperada.
Está a la altura de lo mejor de Villaronga. El mérito principal radica en su precisión narrativa y en la adecuada selección de su tono, que logra una evocadora representación de la época. Además, el elenco eleva el resultado con un nivel excepcional.
Un convencional pero vibrante melodrama de aventuras e intriga. Es ideal para los aficionados a las películas de espías exóticas. Lo más destacable es que nunca llega a aburrir.
Un filme coral, tirando a berlanguiano con escenas muy divertidas y otras resueltas con más gruesa brocha. Lo que está fuera de toda duda es que 'La corte de faraón' funciona por sus actores, un reparto verdaderamente efectivo.
Una reconstrucción de época sutil y plausible que nos ofrece una experiencia única, destacándose un Fernán-Gómez en otra de sus excepcionales interpretaciones.
Un filme perfecto, sobrio, elegante, violentísimo cuando necesariamente ha de serlo, extremadamente humano y cálido otras veces. Música de Nino Rota inolvidable. Fotografía de Willis maestra. Interpretaciones insuperables.
Defraudará a quien busque una onza de realismo o verosimilitud. Pero para los incondicionales de Anderson constituirá otro banquete opíparo: un diluvio de viñetas hilarantes que desborda imaginación.
Es un filme decepcionante, carente de fuerza dramática, de profundidad, e incapaz de inyectar emoción ni siquiera en las escenas de bólidos a toda pastilla. El producto tiene una factura sólida, sí, pero Mann brilla en 'Ferrari' por su ausencia.
Se ha mantenido la misma década de los años 50, pero en Inglaterra en vez de Japón. Y ahí es donde 'Living' tiene su punto más jugoso: trasladar la feroz crítica a la burocracia del film original a una fauna con traje, bombín y paraguas.
Se mueve invariablemente en esa línea de humor popular tirando a pedestre. La función se apoya en el supuesto de que una galería de caricaturas extravagantes a cargo de actores familiares seducirá al respetable.
Pese a un impecable diseño de producción, un reparto soberbio y una intriga interesante, es un filme demasiado disperso, reiterativo y carente de temperamento visual.
Pese a sus virtudes, 'Big Eyes' no logra irradiar fascinación ni contagiar pasión; carece de matices y se encuentra, en definitiva, a mil leguas de distancia de 'Ed Wood'.
Miranda Otto, en el papel de la poeta, y Glória Pires, como su amante, aportan una gran intensidad y autenticidad a esta historia biográfica. Sin sus interpretaciones magistrales, el relato podría caer fácilmente en el olvido.
La película no se conforma con una narrativa superficial. Su estructura es laberíntica y no lineal, lo que permite una inmersión profunda en los personajes. Todo se presenta con una densidad única, reflejando una profunda y trágica poesía.
No brilla en ninguna de sus facetas, ni siquiera en el apartado interpretativo. En cuanto a la estética visual, se ajusta a la época, aunque recuerda más a Norman Jewison que a Blake Edwards.
Es una película tan bien planchada como exenta de fulgor cinematográfico. Quien anda sobrado de carisma es Bruce Dern, que casi sin pronunciar palabra clava al patriarca de los Kennedy.