Un divertimento irresistible que parece hermanar los influjos sucesivos de Mitchell Leisen, John Waters y Pedro Almodóvar con autoconscientes ecos de Demy
Película que no solo retrata la infancia con verdad y sin maniqueísmos, sino que sorprende al indagar en la mirada infantil sobre un mundo adulto moralmente magullado.
El resultado exime toda tentación de nostalgia y evita caer en el registro de 'vidas de santos'. Es una película que, aunque puede ser imperfecta, está marcada por inusuales destellos de verdad y de un cine auténtico.
Perros de pana. Serra narra su historia con la seguridad de un cineasta experimentado. Sin embargo, resulta lamentable que haya optado por presentar una carta de presentación sólida en lugar de ofrecer una ópera prima auténtica y personal.
La historia de toda contracultura parece puntuada por sus mártires, pero al cineasta Kirill Serebrennikov no le interesa oficiar funerales: en 'Leto' opta por hacer justicia a la esencia de esa revolución generacional
Confirma las dotes de Ruizpalacios para conciliar juego formal, fluidez de tono y profundidad. Tejida de incertidumbres, 'Museo' deja una certeza: la de la ya imponente altura de Ruizpalacios como cineasta.
Confiando en la entrega orgánica de sus actores a sus personajes, el cineasta logra una película vitalista y llena de momentos de calculada intensidad, pero no siempre controla al director publicitario que lleva dentro.
[Linklater] ha fortalecido su transparencia narrativa sin perder su capacidad de observación para el detalle revelador y su habilidad para construir personajes con trazo eficaz y conciso.
Schmitz aborda la historia con la misma apatía que se esperaría de un telefilme académico, dirigiéndose hacia el desenlace predeterminado que se vislumbra desde el primer entrecejo fruncido del personaje interpretado por Coogan.
Puntuada por giros de guion que transforman radicalmente la historia, la película intenta evocar, a través de su algo torpe banda sonora, el estilo del cine de John Carpenter, pero no alcanza a igualar esa referencia.
Pablo Larraín presenta de manera clara y sin caer en autoengaños ni en dramatismos, el desenlace de la dictadura de Pinochet. Es una obra que refleja una amarga lucidez.
Sorprendente. Trueba apuesta por una refundación sustentada en la ligereza, la precariedad y la fragilidad de un cine realizado casi a la intemperie. Hay una tensión expresiva en cada plano.
La película se queda bastante corta a la hora de reformular el discurso superheroico bajo una mirada femenina avanza dosificando alicientes que dotan de cierta personalidad a lo reiterativo.
Noé no es un maestro de la sutileza, pero es un fanático creyente en la forma como construcción de sentido y aquí ha logrado una obra única, una película-trance que intenta liberarse espasmódicamente de toda narrativa.