Heterodoxo y apasionante biopic, el cineasta crea una identidad conflictiva, explorando los claroscuros y alcanzando momentos musicales que se sienten como un equilibrio entre tiempos, espacios y emociones opuestas.
Cultura de la (in)fam(i)a. el discurso pierde buena parte de su fuerza cuando el espectador sabe que Phoenix está dramatizando un espejismo de fracaso.
Demasiado académica en su escritura. Destaca la actuación de Marie Féret, que es sin duda lo mejor de la película. Sin embargo, la tesis presenta varios puntos débiles que afectan su desarrollo.
Superproducción constantemente acompañada por tediosos subtítulos explicativos. Entre cada reflexión profunda, el departamento de CGI se dedica sin reservas a la exhibición de efectos visuales deslumbrantes.
Acaba siendo un 'making of' muy poco problemático, libre de lecturas críticas sobre el universo de la moda y diseñado para seguir acrecentando el mito de Anna Wintour.
No profundiza en las sombras, pero logra articularse en forma de fascinante reportaje, de considerable potencial didáctico, sobre una figura de medular importancia en la evolución del teatro de vanguardia americano.
No supone ninguna mutación estimable en el subgénero de la comedia lúbrica adolescente, sino la pura reiteración de sus más grimosas constantes. Quizá lo más significativo aquí es que la zafiedad se sirve sin la más mínima distancia posmoderna.
Un eficaz tono pirotécnico, a veces saboteado por errores, pero, en el resultado final, se impone la seducción de un debut que sabe encontrar la armonía entre comercialidad e identidad tonal y estilística.
Purísima comedia romántica para quienes afirman repudiar a Jennifer Anniston o a Sandra Bullock. Pero sería injusto negar que la trama se levanta, esquivando el peligro de los arquetipos, sobre un reconocible y sensible material humano.
Es bastante más que un producto digno, bastante más que metralla para multisalas: es un trabajo sobrecargado de energía, en cuyos laterales Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich, imparten una lección magistral de química.
La más veraniega película de este verano, un helado al limón que se derrite. La película presenta una estética de Club de Vacaciones y una puesta en escena descuidada, trivializando algunos clásicos mientras amplifica la fuerza de otros.
Especialmente indicada para todos aquellos que odien las comedias románticas. (...) divertimento ligero (...) hay algo en Jason Biggs que recuerda a los grandes cómicos melancólicos del cine mudo.
Travesura políticamente incorrecta en lugar de un ejercicio posmoderno al estilo tarantiniano, 'El infierno verde' emplea la amputación de miembros como un eco nostálgico de una época en la que el cine popular era menos preconciso.
Lástima que siga las pautas de una suerte de hipotético manual titulado Financial crackdown for dummies y que el cineasta sucumba a algunas de las metáforas visuales más ratoneras.
Que Gyllenhaal y Forest Whitaker abracen sus arquetipos como si fueran lo mejor de sus carreras refleja su profesionalismo, pero el resultado final es un tipo de aburrimiento absoluto.