Vinterberg se mantiene en su línea al explorar la nota melodramática, aunque parece haber abandonado su estilo exagerado. 'La comuna' no es perfecta, pero se presenta como una obra madura, luminosa y justa.
Adapta, con extrema libertad pero con decisiones que siempre sirven a la legibilidad y autonomía del conjunto y a su sentido del espectáculo, una celebrada entrega.
La película logra la efectiva ilusión de llevar a sus espectadores al centro del conflicto, mostrando una admirable destreza para revelar las múltiples capas de ambigüedad y contraste de una realidad tan compleja.
El metraje oscila constantemente entre el clasicismo, el susto ensordecedor y ese terror de discoteca que tan bien practicaba el Tobe Hooper de 'La casa de los horrores' y 'Poltergeist'.
Parece invertir muy poca energía en abordar su objeto de estudio como un problema. El desenlace de la película termina adoptando los matices de un insultante vídeo motivacional corporativo.
Se erige en un poderoso discurso autónomo e irrebatible lección sobre el poder de la forma cinematográfica para la revelación y el arrebato. Su radicalidad la convierte en algo verdaderamente único.
La película logra su objetivo didáctico al aprovechar, en su primer acto, las posibilidades dramáticas del conflicto generacional. Sin embargo, se siente que el personaje merecía una historia más convincente.
Un divertimento irresistible que parece hermanar los influjos sucesivos de Mitchell Leisen, John Waters y Pedro Almodóvar con autoconscientes ecos de Demy
Es una de las propuestas más ambiciosas, extrañas, imprevisibles y cerebrales del reciente cine fantástico. a salvo de las inercias de estilo, efectismos y lugares comunes.
Aranda va puntuando el metraje con citas textuales que, en algunos casos, parecen convertir 'Luna caliente' en una declinación rarísima de 'El extraño caso del doctor Jekyll y Mister Hyde'. Áspera, imperfecta y con visibles ganas de incordiar.
Película que no solo retrata la infancia con verdad y sin maniqueísmos, sino que sorprende al indagar en la mirada infantil sobre un mundo adulto moralmente magullado.
El resultado exime toda tentación de nostalgia y evita caer en el registro de 'vidas de santos'. Es una película que, aunque puede ser imperfecta, está marcada por inusuales destellos de verdad y de un cine auténtico.
Perros de pana. Serra narra su historia con la seguridad de un cineasta experimentado. Sin embargo, resulta lamentable que haya optado por presentar una carta de presentación sólida en lugar de ofrecer una ópera prima auténtica y personal.
La historia de toda contracultura parece puntuada por sus mártires, pero al cineasta Kirill Serebrennikov no le interesa oficiar funerales: en 'Leto' opta por hacer justicia a la esencia de esa revolución generacional
Confirma las dotes de Ruizpalacios para conciliar juego formal, fluidez de tono y profundidad. Tejida de incertidumbres, 'Museo' deja una certeza: la de la ya imponente altura de Ruizpalacios como cineasta.
Pesadilla inflamada de perturbadora belleza. Un trabajo que consolida a Panos Cosmatos como uno de los más sofisticados formalistas del moderno cine fantástico.
Confiando en la entrega orgánica de sus actores a sus personajes, el cineasta logra una película vitalista y llena de momentos de calculada intensidad, pero no siempre controla al director publicitario que lleva dentro.
[Linklater] ha fortalecido su transparencia narrativa sin perder su capacidad de observación para el detalle revelador y su habilidad para construir personajes con trazo eficaz y conciso.