Vendiendo sensiblería al por mayor, sigue siendo una comedia muy bien escrita que se beneficia de un puñado de interpretaciones carismáticas; es simpática, pero también conservadora y bastante predecible en su mensaje moral.
La película irradia energía y posee un carisma humorístico que resalta su estilo. Muestra que la energía creativa que ha estado esperando en la red tiene el potencial para triunfar en la gran pantalla.
En pantalla, algunos relatos se presentan distorsionados. Pons organiza su película en tres secciones. La tercera conclusión integra todos los elementos, creando así la pieza más sólida de un rompecabezas desigual.
Las debilidades del guion se equilibran gracias al esmero en la creación de los personajes y la autenticidad que ofrecen los actores, destacando notablemente las actuaciones femeninas.
La película 'Isla de perros' muestra una meticulosa atención al detalle en cada plano. La composición y el equilibrio son impecables, reflejando la maestría de Wes Anderson. Con cada nuevo trabajo, reafirma su estilo único y distintivo.
Es una película improvisada, un fragmento de intimidad brindado al espectador. Refleja tanto el carisma y la memoria de los padres del cineasta como los contrastados talentos de él y Francesc Herrero en el complicado arte del retrato elocuente.
Sobrecarga emocional, barroquismo en las formas y un avasallador sentido del star-system. Es difícil que el público ganado de antemano se sienta decepcionado. No obstante, la caligrafía visual del director plantea más de un problema, eso sí, estimulante.
Es como si una película de bajo presupuesto de los años ochenta, firmada por Walter Hill o John McTiernan, hubiera sido retomada de una forma poco inspirada.
Es desalentador observar que talentosos actores como Juan Diego Botto, Alberto San Juan y Francesc Garrido están limitados a diálogos predecibles. La escena erótica antes del clímax es impactante. La película, en general, también tiene sus puntos débiles.
Adaptación de Hollywood que cumple su función de entretenimiento, superando a 'El código Da Vinci', aunque carece de la locura desenfrenada que caracterizaba al libro original.
Un buen material de partida para una comedia blanca que se malogra. Resulta desalentador que a un actor como Karra Elejalde no se le pida (o no se le deje) construir un personaje.
El evidente contraste entre lo sagrado y el dance revela las falencias de la película, mostrando que Kahn depende de referencias externas para compensar su falta de riqueza en el lenguaje.
Película áspera, extraña y hermosísima que parece situarse fuera del tiempo. Un valioso ejemplo de cine espiritual formulado no a partir de la convicción dogmática, sino de la incertidumbre, la duda civilizada y un profundo desencanto.
Una plataforma para plantear pertinentes preguntas acerca de un Jesucristo que quizá nunca había sido en la pantalla tan áspero, desamparado, hostil, desdivinizado y problemático como aquí lo encarna Joel West.
El conjunto presenta una debilidad en su esencia mecánica, lo que lo convierte en algo repetitivo y predecible. Es una opción para aquellos que disfrutan de la neo-comedia con un toque clásico.
Los descubrimientos se encuentran en lo visual, evidenciando que Derrickson posee una madurez estética que contrasta con su indecisión en la narrativa. Es una pesadilla bien ejecutada en su presentación, aunque su simbolismo sobre los miedos que representa es ambiguo.
Con una violencia directa y sin concesiones, Roth satisface los instintos ocultos de su audiencia. Su filme logra captar la atención, pero ofrece una interpretación errónea de Garfield, similar a la que realizó Winner.