Aquí no hay tanto unos creadores remezclando postmodernidad para toda la familia, sino una desalentadora mesa de ejecutivos gestionando licencias. Sí, la forma es virtuosa y el ingenio sigue ahí. También la astucia para dar gato por liebre.
Quizás habría sido más interesante observar cómo el director Padial buscaba fusionar su estilo (pos)humorístico en una comedia con un enfoque comercial.
Agota su fuego en la contundencia de su título. La gran lástima es que aquí había madera para una comedia soberbia. Los apuntes -y los actores- están ahí, pero frustrados, malogrados.
Fascinante monstruo formal y narrativo. Rica en significados, ambigua hasta decir basta y devastadoramente divertida. Trabajo seductoramente enigmático.
Una crónica fascinante donde intervienen la brujería, el narcisismo y la megalomanía de una industria en estado de exaltación descontrolada. Un documental mejorable, pero con un relato francamente irresistible.
Una apasionante crónica, con una fuerza abrumadora, conmovedora de principio a fin e importante por diversas razones. Es un retrato de personaje realmente soberbio.
La película distribuye su crítica de manera equitativa entre diversos estratos sociales, presentando un retrato colectivo implacable que refleja la cruel introspección de la época.
El filme presenta una limitación en su capacidad expresiva que predomina durante gran parte de la historia. Sin embargo, el desenlace es brillante y sutil, complicando lo que parece simple y elevando la narración.
El cine de Sangsoo siempre se basa en la vida y la observación, pero en esta ocasión, se añade el nuevo elemento de reacción a una excesiva exposición en los medios.
Es un reflejo claro de las debilidades del material original. Lo más frustrante de 'Toc, Toc' es ver cómo un director, que ha creado cortos tan únicos, todavía no logra establecer su estilo en el cine de larga duración.
Ninguna concesión a la sensiblería, pero tampoco al morbo. Gertrúdix está soberbio, pero la película se sostiene sobre la gigantesca actuación de Marian Álvarez.
El mensaje acerca de la relevancia de la educación es impecable; sin embargo, la manera en que se presenta la narrativa y la técnica utilizada desvirtúan su impacto.
Este documental proporciona una visión profunda del sistema educativo en Francia, presentando los hechos sin recurrir a artificios narrativos, ya que el propio contenido presenta los estímulos necesarios. Es una obra ejemplar.
El cineasta busca hacernos reír después de generar tensión, o al revés, pero parece seguir más las fórmulas de un manual de guion que un verdadero entendimiento de la rica complejidad emocional de la vida.
Una película autoconsciente de su intrascendencia, pero constantemente llamativa en sus movimientos, texturas y diseños de personajes sabe muy bien cómo hacerse disculpar sus puntuales debilidades.