Fascinante monstruo formal y narrativo. Rica en significados, ambigua hasta decir basta y devastadoramente divertida. Trabajo seductoramente enigmático.
Vigalondo presenta una interesante variante del modelo. Destaca el suspense que se aplica a detalles pequeños, aunque su ligera apariencia pueda influir en ciertas conclusiones.
Inicia con energía, destacándose del resto del género a través de un aire de sofisticación, aunque pronto su dinamismo se diluye en la indiferencia y en lo predecible.
Una película excepcionalmente redactada, que logra trascender a su audiencia habitual mediante digresiones cautivadoras y observaciones inteligentes que ofrecen una humorística y aguda comedia.
La película destaca por su representación de tipologías femeninas poco exploradas en el cine israelí, ofreciendo una narrativa rica y compleja que la eleva.
Copti y Shani utilizan enfoques del neorrealismo para crear una compleja estructura narrativa y no cronológica inspirada en 'Pulp Fiction'. Este enfoque, sin embargo, minimiza algunas de sus mejores intenciones al centrarse excesivamente en resolver todas las tramas.
Estibal opta por crear una comedia humanista que refleja la claustrofobia existencial palestina y suma la complejidad del terrorismo islámico. Sin embargo, esta combinación provoca que la trama pierda su equilibrio en ciertos momentos. Resulta interesante, aunque desiguala.
Una magistral obra maestra de sofisticado slapstick, aunque no consigue liberarse del romanticismo que caracterizaba a su influyente 'Amelie'. Se vuelve arriesgada al manifestar de manera directa su mensaje político.
Paquet-Brenner muestra una falta de inspiración expresiva, pero el elenco, incluyendo a Glenn Close, Julian Sands y Gillian Anderson, logra rescatar la situación a través de su impresionante interpretación de una aristocracia endogámica y monstruosa.
Expediente rutinario. Cine negro que se presenta como un ejercicio técnico, careciendo de un mensaje profundo. El elenco, sin embargo, es de gran calidad.
Renuncia a toda voluntad de estilo para dejarse llevar por la pura inercia de un telefilme de vieja escuela. El supuesto thriller se transforma en inesperada comedia involuntaria.